
El 1 de mayo de 1994 a las 14:17 horas locales la curva de Tamburello, en el circuito de Imola, durante el Gran Premio de San Marino, el cual ganaría ocho veces, le arrebataría la vida al sudamericano arriba del Williams, en lo que fue uno de los capítulos más sombríos en la historia de la Fórmula 1. El alemán Michael Schumacher ganaría la carrera, pero nadie celebró.
Desde esa tragedia, Senna se convirtió en leyenda, tal vez, no por sus números, en 161 Grandes Premios logró 41 victorias, 80 podios, 65 pole positions y tres campeonatos del mundo (1988, 1990 y 1991), que lo sitúan por detrás de históricos como el alemán Michael Schumacher, el británico Lewis Hamilton, el argentino Juan Manuel Fangio o quien fuera su compañero y rival, el francés Alain Prost.
Es leyenda por su estilo de manejo atrevido, considerado como uno de los más rápidos de todos los tiempos, un especialista bajo la lluvia (11 triunfos), llegó a brillar a más de 300 kilómetros por hora en estas condiciones, vueltas perfectas en circuitos complicados como en Mónaco, el cual ganó en seis ocasiones.
Sin importar las circunstancias, Senna siempre mostró sus capacidades para imponerse a sus rivales, por ejemplo remontar en el GP de Japón 1988 desde el puesto 17 hasta subir a lo más alto del podio o ganar el GP de Brasil en 1991 con la caja de cambios dañada en los últimos giros.
Desde que inició con la modesta escudería Toleman, Senna sorprendió y mostró sus dotes. En apenas su sexta carrera, en Montecarlo (1984), ya no sería visto de la misma manera. Con lluvia, el brasileño rebasó a pilotos como Nigel Mansell, Nicky Lauda y Nico Rosberg para ponerse por detrás de Alain Prost, pero quedó en el segundo lugar debido a que se canceló el Gran Premio por las condiciones climatológicas.
Un hito del automovilismo que dejó una huella imborrable para sus compañeros de profesión y más allá de las pistas. Un hombre de sacrificios, educado, tenaz, de valores, pero también capaz de manifestar su enojo ante las injusticias y dueño de un carisma sin igual.
El legado de Ayrton Senna. Para algunos fue ídolo, para otros un ejemplo. Senna llegó a ser y sigue siendo un referente, incluso más allá de las pistas. El equipo de futbol Corinthians llegó a tener un uniforme con la firma del piloto en negro y dorado, colores del Lotus que manejó en la F1.
En 2014, durante la final de la Copa de Brasil ante el Nacional en el Arena Amazonas, aficionados colgaron mantas de Senna, un ídolo a la altura de Pelé. La aerolínea brasileña Azul en los 20 años de la muerte de Senna, personalizó un avión en su honor.
Existe una estatua en su honor en el circuito de Imola, en el trazado de Interlagos en Brasil hay una curva en forma de “S” que lleva el nombre de Senna.
Con McLaren, donde ganó sus tres títulos, llegó a existir arrepentimiento y hasta culpabilidad por su fallecimiento, pues no le dieron un automóvil más competitivo y se marchó a Williams, equipo en el que nada más correría tres Gran Premios. Un paso que había dado Senna con el sueño de enrolarse a Ferrari, aseguran expertos.
Ron Dennis lo llevó a McLaren en 1988 para tener a los dos mejores pilotos del momento, Senna y Prost, quienes tendrían una de las rivalidades más recordadas de la F1. Sin favoritismos, los dos compitieron con libertad.
El técnico del equipo británico, el mexicano Jo Ramírez recordó en su momento: “El primer año se soportaron bien. Pero en el segundo se desató una batalla campal entre ellos y acabaron tan enfrentados que Prost, optó por marcharse a Ferrari”.
Pese a ser su enemigo en pistas, Prost recordó que con el fallecimiento del nacido en Sao Paulo también fue el final de su historia dentro de la Fórmula 1. “Nadie puede hablar de Ayrton sin mencionarme a mí y nadie puede referirse a mí sin hablar de él”.
Senna da Silva tiene un espacio en el museo de Juan Manuel Fangio, piloto argentino, quien sería uno de los pocos aclamados por el propio brasileño. “Ayrton siempre tuvo como gran referencia la carrera de Fangio”, reconoció su sobrina Bianca, directora del Instituto Ayrton Senna, que busca darle educación a cientos de niños y jóvenes brasileños.
Ante miles de personas, Ayrton Senna fue enterrado con honores de Jefe de Estado, en el cementerio de Morumbi descansan los restos de la leyenda, su recuerdo jamás desaparecerá, año con año miles de personas visitan su tumba para dejarle algún arreglo floral o rezarle. Destaca en su última morada la leyenda: “Nada puede separarme del amor de Dios”.
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