Metrópoli

Se cumplió la representación en el Cerro de la Estrella... Y fue crucificado

Participaron en la representación mil 500 nazarenos más los espontáneos; en total, dos mil 500 personas cargaron cruces hasta el Cerro de la Estrella. Se reunieron 2.1 millones de personas en Iztapalapa, según la alcaldesa.

Participaron en la representación mil 500 nazarenos más los espontáneos; en total, dos mil 500 personas cargaron cruces hasta el Cerro de la Estrella. Se reunieron 2.1 millones de personas en Iztapalapa, según la alcaldesa. (Fotos: Adrián Contreras)

Se cumplió la representación en el Cerro de la Estrella...  Y fue crucificado

Se cumplió la representación en el Cerro de la Estrella... Y fue crucificado

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Durante la celebración de la Pasión de Cristo, los habitantes de Iztapalapa vivieron junto a los apóstoles, María y el resto de personajes litúrgicos que participan en la representación de la Semana Santa, el viacrucis o camino de la cruz, la muerte de Jesús y su entierro.

El Viernes Santo, las actividades iniciaron desde muy temprano, a las 9:00 horas, los nazarenos con cruces sobre los hombros y soldados romanos pasaban por las calles de la alcaldía, a la espera del juicio de Jesús que tardó debido a la cantidad de gente que obstruía las calles.

“Debemos dar paso firme soldados, pues miles de nazarenos vienen cargando su cruz”, replicó uno de los pretorianos mientras cabalgaba por la avenida 5 de mayo.

En la explanada principal, habitantes de la alcaldía se aglomeraron para presenciar el juico que haría Pilato a Jesús.

Pasando las 14:00 horas los sumos sacerdotes llevaron a Cristo con el procurador romano, pues según las leyes judías, ellos no podían condenarlo a muerte sin la autorización de alguna autoridad superior.

Golpeado y humillado después de la última Cena celebrada el Jueves Santo, llegó Jesús al pretorio para ser interrogado por Poncio Pilato, pero al no querer sentenciarlo lo envió con Herodes, rey galileo, pero éste tampoco lo juzgó para provocar muerte, debido a que no existía un crimen en su contra.

Al volver con Pilato, los sumos sacerdotes sólo gritaban que Jesús fuese crucificado.

“He mandado a que lo azoten, es un castigo justo para lo que ustedes exigen”, gritó Pilato a la muchedumbre y llevaron a Cristo para flagelarlo.

Las mujeres y niños que estaban en el lugar miraban el castigo que daban los soldados a Cristo, fueron tan fuertes los golpes que muchos comenzaron a llorar.

Cuando Jesús cayó al suelo, uno de los pretorianos llevó una corona de espinas y se la clavó en la cabeza mientras gritaba, “Aquí está el rey de los judíos”, y en un solo movimiento se la colocó, incluso lastimando el ojo del nazareno.

Después de haber sido torturado, llevaron a Cristo con Pilato, pero la gente pedía a gritos que que lo crucificaran; al sentir la presión del pueblo, el procurador romano se lavó las manos y gritó: “A su rey voy a crucificar, pero que quede claro que ustedes son quienes lo piden, soy inocente de la muerte de este hombre”.

Y de inmediato se le dio una cruz y la cargó para iniciar su camino al Cerro de la estrella.

Más de 3 kilómetros fueron los que Cristo caminó con la cruz a cuestas junto a toda la muchedumbre que esperaba verlo por lo menos un instante, ni siquiera los romanos pudieron controlar a la gente, a tal grado que la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), intervino con sus propios elementos, incluso hubo Cóndores rodeando el lugar desde el cielo.

Quien inducia más al desorden era Judas Iscariote, aquel apóstol que traicionó a Cristo la noche del jueves, debido a que arrojaba el botín obtenido a los vecinos de los ocho barrios, y corría desesperado entre la muchedumbre hasta que encontró un árbol a las faldas de un cerro para colgarse y permanecer ahí.

Mientras Jesús seguía su camino por las calles de Iztapalapa, los golpes dados por los romanos y el tumulto que se quería acercar ocasionaron que cayera en tres ocasiones; de hecho, en su última caída, un hombre llamado Juan de Cirene lo ayudó a levantarse y seguir su camino hasta el Cerro de la estrella.

Antes de llegar a donde sería crucificado, Jesús encontró a su madre quien lloraba desesperadamente al ver a su hijo en esas condiciones.

“Madre, te dije que yo hago nuevas las cosas”, y al decir esto Cristo siguió su camino.

Las mujeres lloraban incansablemente al ver el martirio de Jesús, ya que en ningún momento los soldados dejaban de golpearlo.

“Mujeres, no lloren por mí, lloren por sus hijos”, dijo Jesús en un momento al ver a tantas nazarenas llorar por él.

Al llegar al Cerro de la estrella, nadie pudo salvar a Cristo, pues de inmediato fue clavado a la cruz y lo exhibieron con un letrero que decía “Aquí está el rey de los judíos”, escrito en tres idiomas, latín, hebreo y griego, para que todos los que pasaran por ahí entendieran que estaba pasando.

“Sálvate a ti mismo, tú, que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, demuéstranos que eres el hijo de Dios”, gritó Caifás viendo a Cristo en lo alto de la cruz.

Mientras estaba crucificado, los habitantes de Iztapalapa, intentaban llegar a él pero la cantidad de gente era tanta que se les negó el paso.

Pasando las 16:00 horas, Jesús dijo sus últimas palabras mientras los soldados se burlaban de él.  “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, al decir esto murió, dejando incertidumbre a los iztapalapenses sobre lo que pasaría con el cuerpo de Cristo, que fue dejado en un sepulcro, protegido por oficiales romanos.

Según las fuentes oficiales, el cuerpo permanecerá ahí para que sus seguidores no intenten robarlo; además María, la madre de Cristo, contó a Crónica que el día de hoy irá a visitar el cuerpo de su hijo a las 20:00 horas.

POLICÍAS CUSTIDIARON A CRISTO. Poco más de tres mil 500 policías capitalinos vigilaron el desarrollo de la 176 representación del viacrucis en Iztapalapa.

El secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta, y la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, realizaron un sobrevuelo de supervisión del dispositivo de seguridad y vigilancia en torno a la 176 Representación de la Pasión de Cristo en esta demarcación.

Desde el aire, los funcionarios constataron las acciones realizadas para que la representación del Viernes Santo se desarrollara con normalidad, así como para monitorear y detectar cualquier acto que pudiera alterar el orden público y poner en riesgo la seguridad de los asistentes.

Antes de la escenificación de la crucifixión de Jesús de Nazaret, el jefe de la policía y la alcaldesa ­corroboraron que el dispositivo de seguridad implementado se desarrollara con tranquilidad y brindara las condiciones de seguridad necesarias para la ciudadanía.

Participaron también 65 miembros de Protección Civil y 495 voluntarios.