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Se fue uno de los mejores físicos de la historia, dice Octavio Obregón

Investigadores mexicanos destacan el papel de Stephen Hawking como persona, académico y divulgador de la ciencia ◗ Su obra deberá seguir estudiándose porque aún no está completa, dice Alfredo Sandoval

Stephen Hawking, el físico que revolucionó nuestra comprensión del universo
Stephen Hawking, el físico que revolucionó nuestra comprensión del universo Stephen Hawking, el físico que revolucionó nuestra comprensión del universo (La Crónica de Hoy)

Después de ser diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica y que los médicos le dieran dos años de vida, Stephen Hawking pensó que todo aquello que hiciera en su vida desde ese momento era una ganancia. Más de medio siglo después, la ganancia fue para todos, para la ciencia, el conocimiento y el género humano. 

La muerte del físico británico, ocurrida la noche del pasado martes, es sensible por su historia de vida y su enlace directo con el destacado trabajo científico y de difusión de la ciencia que llevó a cabo. Nunca antes se había dado tan asombrosa combinación y quizá no suceda de nuevo.

Sobre su trabajo académico, Alfredo Sandoval Villalbazo —investigador del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México— refiere que debe seguir analizándose, puesto que su obra en la física sigue inconclusa, al igual que le sucedió a Albert Einstein. 

El científico fue brillante desde joven: cuando aún era estudiante desafío y contradijo las ecuaciones del universo estacionario de Fred Hoyle —quien paradójicamente acuñó el término Big bang—. Tiempo después describió los mecanismos por los cuales los agujeros negros serían capaces de emitir radiación, unificando las teorías de la mecánica cuántica y la relatividad. “Sin embargo, esa radiación es tan débil que no se ha detectado, es una mala suerte que no hubiera la tecnología para validar el descubrimiento”, añade el físico de la Ibero. 

“Esa radiación es una predicción que no podemos ver ahora y estamos un poco lejos de lograrlo, no obstante, Hawking nos reveló mucho sobre estos fenómenos y sobre la teoría de la relatividad de Einstein”, señala por su parte, Octavio Obregón, físico teórico de la Universidad de Guanajuato, quien en 1992 realizó una colaboración científica con el británico, cuyo resultado fue un artículo científico firmado en conjunto.  

A Einstein y a Hawking les quedó corta la tecnología de su tiempo, no obstante, el paralelismo entre las historias de ambos se rozará de nuevo, vaticina Sandoval. “En unas décadas encontraremos alguna predicción de Hawking que se verificará, será como Einstein de quien se habló mucho recientemente debido al descubrimiento de las ondas gravitacionales”. 

Además de sus aportaciones teóricas, para el físico de la Ibero, las condiciones de salud de Hawking enfatizaron también el concepto sobre qué es hacer física. El hecho de  que haya logrado resultados tan impresionantes y trabajar con las ecuaciones de gravitación de Einstein sin siquiera moverse para escribir una ecuación, añade, “nos lleva a considerar cómo se realiza la física: en realidad es más un ejercicio de imaginación que de ‘talacha’”.

Durante su participación en uno de los programas radiofónicos de Ibero 909, el físico explicó que en vez de buscar resolver las ecuaciones del alemán, él imaginó soluciones geométricas, topológicas, para explicar las formas y estados finales que tendrá un agujero negro o sobre cómo sería la forma del Universo. 

“Utilizando la imaginación y teorías conocidas del formalismo matemático logró esos resultados, aún en presencia de una enfermedad terminal. Se puso a trabajar durísimo y así cambió una tragedia en oportunidad”. Para Alfredo Sandoval, el ejemplo de Hawking, como científico y persona “perdurará durante el resto de la civilización”. 

“Su muerte significa la pérdida de una mente súper brillante, de un enorme divulgador y gran científico, una rara combinación que sólo sucede una vez cada muchísimo tiempo. Eso es lo que lo hacía especial”. 

A la astrónoma le ha impresionado la respuesta de las personas, muchas de las cuales, pensó, no tenían ningún interés por la ciencia. “En redes, todos comparten cosas y hacen comentarios, algunos de los cuales, aparentemente, no estarían interesados en la relatividad o los agujeros negros. Esa fue su capacidad de asombrar a tanta gente”. Ahora, refirió, se dice que murió la persona, pero “nace el mito”. 

Para Sandoval Villalbazo, Hawking era un divulgador de otra dimensión a los que existen en la actualidad, y logró popularizar la ciencia no sólo a través de sus libros, sino introduciéndose en programas televisivos y series cómicas, como una verdadera estrella.

“Lo conocí en 1972 en un congreso, todavía hablaba, aunque se transportaba en silla de ruedas. Veinte años después tuve el gusto de trabajar con él cerca de diez días todas las tardes, en las que hacíamos análisis y discutíamos”. 

Obregón recuerda el humor que el británico empleaba en cada oportunidad, así como su eficiencia y precisión para interactuar con el medio ambiente. “Las personas normales tenemos respuestas rápidas, aunque sean tonterías, él no, sino que lo hacía muy resumidamente, sus comentarios eran concisos e inteligentes. Además reservaba su tiempo con gran celo”.

Diez años después, Obregón regresó a Cambridge en un año sabático, tiempo para el cual tuvo oportunidad de platicar con él e incluso visitar su casa. Además, fue parte de una recepción que investigadores de la universidad prepararon para el mexicano.

Para Octavio Obregón, Hawking fue un científico brillante con contribuciones relevantes y de los mejores físicos teóricos que han existido. “Fue un hombre tan brillante que dejó y aportó mucho a la física; pero además era una persona con mucho humor y muy agradable, que nos iluminaba en otras cosas, como en problemas éticos. Era un hombre profundo, con pensamientos de alcance filosóficos. Luchó con su enfermedad por mucho tiempo y hay que agradecer a la naturaleza que lo dejara tanto tiempo”.

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