Opinión

¿Se ganará la batalla contra la corrupción?

¿Se ganará la batalla contra la corrupción?

¿Se ganará la batalla contra la corrupción?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Se sabía que la corrupción en la esfera pública era abundante, pero todo lo que se ha ido descubriendo supera cualquier predicción. La corrupción, entendida como el aprovechamiento de los bienes públicos para beneficio privado, ha sido realizada en casi todos los ámbitos de la administración pública y en todos los niveles.

Dada esta realidad, también podría suceder que al tratar de eliminarla se cometan nuevos actos de la misma, ya que la corrupción se hizo sistema en la administración pública. Apoyada en frases como: “No pido que me den sino que me pongan donde haya “, “El que no tranza no avanza”, o “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” han sido inspiración para justificar esas prácticas que crecieron y se multiplicaron.

Esta corrupción no había sido combatida; quienes aspiraban a ocupar empleos o cargos en la Administración Pública sabían de su existencia y deseaban llegar para beneficiarse de ella.

Si buscamos las causas y los orígenes que propician esos comportamientos, podemos encontrarlos en la familia, que ha sufrido transformaciones radicales; en las escuelas, que olvidaron formar en valores éticos a los maestros y a los alumnos; y en lo personal, porque se fueron perdiendo creencias que impulsaban la honradez y sistemas de vida ordenados y de servicio.

El Presidente ha dicho que las escaleras se barren de arriba hacia abajo y que arriba no habrá corrupción y por el hecho de que él no la propicie y dé ejemplo de honestidad absoluta, no la habrá más. Desafortunadamente esto no se dará así de fácil; por largo tiempo se han creado sistemas tan amplios y arraigados en casi todas las instituciones que no podrán ser suficientes el ejemplo presidencial y de algunos colaboradores. Tendrá que institucionalizarse la supervisión en todas las dependencias y su rendición de cuentas, y se requerirá aplicar sanciones a quienes se les compruebe deshonestidad. Es un hecho el que hábitos tan arraigados no se eliminan fácilmente.

En esta lucha por acabar con la corrupción no puede dejarse toda la tarea en manos del gobierno y esperar a que él solo la resuelva; la sociedad deberá responsabilizarse y aplicar acciones para revertir los malos hábitos adquiridos y evitar que se sigan reproduciendo.

La familia tiene un papel muy importante, los pedagogos afirman que los valores se forman en los primeros cinco años de vida. Si en esa edad de los niños la familia requiere colaboración de guarderías, su personal deberá estar capacitado para dar también esa formación. Se requiere el apoyo de las escuelas, para lo cual los maestros deberán ser capacitados y formados en valores.

Los ciudadanos tendrán que colaborar para que todo el comportamiento privado se sujete a normas éticas. Los profesionistas a servir a sus clientes con honestidad, los comerciantes a ejercer sus negocios con honradez.

Los empleados en general y los que trabajan en las áreas del gobierno pueden ser elementos transformadores si cumplen fielmente sus responsabilidades con puntualidad, eficiencia y dando el rendimiento que se espera de ellos. “La burocracia” no ha gozado de buena fama y ahora sería el momento oportuno para rehacer esa imagen y sobre todo para colaborar al beneficio del país. La burocracia son las personas más cercanas al Presidente y si asumen el compromiso de abatir la corrupción, se estará más cerca de lograrlo.

La pérdida de vidas que acaba de suceder por la explosión de una toma clandestina, da cuenta de que el apropiarse de lo ajeno es una práctica común y por obtener ilegalmente unos litros de combustible, perdieron lo más valioso, su propia vida.

Doctora en Ciencias Políticas

melenavicencio@hotmail.com