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Secuencian genoma del dragón de Komodo, el lagarto más grande del mundo

Los científicos encontraron varios genes relacionados con la función de las mitocondrias, “los centros de poder de energía de las células”, que controlan la calidad de la función del corazón y de otros músculos.

Dragón de Komodo
Dragón de Komodo Dragón de Komodo (La Crónica de Hoy)

Científicos de California presentaron por primera vez ayer el genoma del dragón de Komodo, el lagarto más grande del mundo, que a pesar de ser de sangre fría puede adaptar su metabolismo de una manera muy similar a los mamíferos, lo que le proporciona gran velocidad.

Al analizar su configuración genética mediante el estudio de su ADN, investigadores de la Universidad de California en San Francisco  pudieron establecer la primera secuencia en alta resolución del Komodo y establecer la forma en que evolucionó.

Los científicos encontraron varios genes relacionados con la función de las mitocondrias, “los centros de poder de energía de las células”, que controlan la calidad de la función del corazón y de otros músculos.

Al contrario de otros tipos de lagartos que “rápidamente quedan exhaustos después de esfuerzos físicos, los dragones de Komodo pueden realizar una fuerte actividad aeróbica, incluido nadar, correr o caminar largas distancias”, señaló el reporte.

“Comenzamos este proyecto hace nueve años para ver cómo evolucionaron sus genomas, pero para hacerlo necesitábamos primero la secuencia del genoma”, explicó Benoit Bruneau, investigador principal del Gladstone, Instituto afiliado a UCSF.

Conjuntamente con los Institutos Gladstone del norte de California, los investigadores de UCSF estudiaron el ADN de dos de estos lagartos del zoológico de Atlanta, incluyendo muestras de sangre tomadas durante sus chequeos anuales, con el apoyo de científicos de este centro.

Utilizaron múltiples tecnologías  —“incluida una secuencia de alto rango y una técnica de mapeo físico para hacer el ensamblaje”— y pudieron obtener una “secuencia súper profunda y de muy alta calidad” del Komodo.

Seguidamente, buscaron diferencias en su configuración genética que lo hubieran podido ayudar a su adaptación al medio ambiente. “Nuestros análisis mostraron que en los dragones de Komodo muchos de los genes que participan en la forma en que las células producen y utilizan la energía han cambiado rápidamente para incrementar la capacidad aeróbica de estos lagartos”, destacó Abigail Lind, investigadora y coautora del estudio.

Con estos cambios, los Komodo lograron tener un metabolismo similar a los mamíferos, que les ha permitido superar su configuración inicial de baja resistencia ante el esfuerzo.

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