Opinión

Ser jóvenes ante la naturaleza

Ser jóvenes ante la naturaleza

Ser jóvenes ante la naturaleza

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El 22 de abril es el Día Internacional de Madre Tierra, e inevitablemente evoco un proverbio nativo americano que por siglos se ha mantenido en el anonimato: No heredamos la Tierra de nuestros ancestros, la tomamos prestada de nuestros hijos.

Junto con ello puedo afirmar que nadie puede seguir hipotecando el futuro de los niños y jóvenes, como lo hicieron en el pasado los que ofrecieron un mundo industrializado de urbanización creciente a costa de la alteración de los ecosistemas y la destrucción de los hábitats, con toda la depredación de las especies que ello trajo consigo.

La destrucción del medio ambiente está vinculada a los paradigmas del neoliberalismo que determinan la organización económica, social y política de cada país con que decide la producción de bienes y servicios en un mundo globalizado, en el que por un lado se encuentran países desarrollados que bajo un absurdo sistema de cuotas internacionales ejercen el “derecho” a la emisión de un determinado grado de contaminantes y, por el otro, países que pagan los enormes costos económicos y de salud con los fenómenos que esta situación trae consigo: calentamiento global, cambio climático y efecto invernadero, entre otros.

Con ello, queda en evidencia que no se ha comprendido la relación interactuante del uno con el todo en una complejidad diversa e interconectada, y de que estamos inmersos en sistemas interrelacionados que ligan a lo más alejado y diferente del universo, toda vez que estando la humanidad en el sistema-mundo, independiente del lugar que ocupe en él (centro, semiperiferia y periferia) lo que haga o deje de hacer alguno de ellos afecta en grado a los demás.

Debemos entonces entender el fenómeno que nos ocupa a la luz de la capacidad de relacionar las distintas dimensiones de la realidad, con una visión holística y con una participación organizada, bajo el lema surgido de la Cumbre de la Tierra realizada en Brasil en 1992: “pensar globalmente, para actuar localmente”. Esto, desde los niveles de gobierno federal, estatal y municipal, y con la participación de todos los sectores sociales (en un ejercicio real de gobernanza) para las políticas ambientales estratégicas que se requieren para impulsar el desarrollo sostenible mediante la corresponsabilidad y de cooperación preventiva, a través de programas educativos y culturales en materia socio ambiental.

Como decía al principio, no tenemos el derecho de hipotecar el futuro de los niños y jóvenes de cualquier parte del mundo y de nuestro país, pero también debemos contribuir a la formación libre y fraternal de juventudes que se comprometan a la preservación del medio ambiente y a luchar para contrarrestar los daños que se puedan presentar por la acción humana, o por los intereses de la empresas transaccionales de cualquier tipo.

Necesitamos juventudes con una visión de conjunto del fenómeno y que actúen en consecuencia; capaces de hacer una lectura multidimensional del mundo (más allá de la influencia de los medios) para llegar a las diferentes causas del problema, y no sólo mediante el método lineal de causa y efecto, rebasando así la barrera de lo inmediato, de lo baladí y de lo superficial.

Por ejemplo, atrás de los incendios que se han presentado en varias partes del mundo, por suceder en tiempos de calor, son atribuidos a los efectos autor reguladores de la naturaleza, sin embargo, con un trabajo de reflexión y análisis profundo, podemos darnos cuenta que en no pocos casos son los grandes intereses económicos (aunado a la corrupción) los que provocan estos incendios, como el caso de la quema en el Parque Isla de Salamanca, en el caribe colombiano, por parte de empresas constructoras para el desarrollo turístico y de aquellas dedicadas a la producción del carbón de mangle.

Me permito traer a colación el caso de la zona de la Biosfera de El Triunfo en Chiapas, que aunque no se ha determinado la causa exacta del incendio no se puede descartar la acción premeditada con fines económicos, ya que es considerada uno de las zonas boscosas mágicas de nuestro país y del mundo. Pero también llama la atención, en un plano de conciencia ecologista, que a pesar del llamado de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes para que se diera a conocer la noticia, no tuvo la misma cobertura que el incendio de la Catedral de Notre Dame.

Urge instaurar políticas educativas entorno a medidas ambientales estratégicas a nivel mundial y local, las juventudes juegan un rol fundamental, entorno a lo cual desarrollan diversas actividades, como el Encuentro Latinoamericano Juventud y Ambiente, realizado en octubre de 2017 en la UNAM, cuyo objetivo fue el de generar un espacio de gobernanza ambiental para el intercambio de experiencias y reflexiones sobre biodiversidad, cambio climático y desarrollo sostenible. Y el próximo encuentro tendrá lugar el próximo mes de octubre, en Bogotá, Colombia.

En este Día Internacional de Madre Tierra invito a los adultos a renovarse como lo hace la naturaleza misma, con una actitud jovial ante los problemas, retos y desafíos que implica rescatar a la naturaleza y sus recursos de los intereses económicos que impone el neoliberalismo. Y a los jóvenes a continuar con la vanguardia en las luchas pequeñas y cotidianas; extraordinarias y gigantes que se libren en esta dirección.

Ser jóvenes ante la naturaleza y mirarla profundamente —como decía Albert Einstein— es comprender todo de la mejor manera.

Ulises Lara López
Twitter: @UlisesLaraCDMX