
Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales
en los collados.
Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve
en los campos me pertenece.
Salmo 50:10-11
Yo no sé quién le hablaría sobre esta máxima bíblica al
inocente cachorrito que hace tan solo unos días, en un Belén
público de Brasil, encontró magnífico acomodo justo dentro del
pesebre, vacío todavía, convirtiéndose así en lo que hoy se
conoce como tendencia mundial gracias a que alguien captó
para siempre ese el dulce momento milagroso, porque para
mejor, el perrito fue adoptado.
“Mis humildes amigos, en esta Nochebuena quiero hablarles especialmente, porque ahora que por todas partes del mundo los seres humanos celebramos el nacimiento de Jesús, pocos se acuerdan de que ustedes fueron los más cercanos a su alumbramiento. Testigos presenciales del momento en el que el Verbo se hizo carne derramando eternamente su luz sobre la Tierra. Desde la penumbra del establo, las miradas de sus grandes ojos mansos observaron serenamente el nacimiento del Niño Dios, y desde los campos vecinos llegaron otros muchos animales junto con sus pastores, para rendirle un homenaje esperanzador al pequeño. Fue entre ustedes, en un sencillo pesebre, donde nació el Señor Dios, pues los humanos no tuvieron lugar para él. Sin embargo ustedes sí, además de humildad para recibirlo con júbilo a pesar de que la humanidad los ha relegado. Son separados de la presencia de Dios manteniéndolos a la sombra, donde han aguardado pacientemente y desde hace muchos años su redención. Solamente los puros de corazón les han abierto los brazos y los han recibido como prójimo en el gran Reino del amor de Dios. Es por eso, mis buenos compañeros, que quiero agradecerles y pedirles perdón.
“Agradecerles por todos los bienes que nos proporcionan, y pedirles perdón por el daño que constantemente les causamos. Es más, quisiera ser un rey por esta noche, para reunirlos a todos a mi alrededor brindándoles lo mejor que haya, ya que me siento su deudor desde el primer día de mi existencia y por toda la eternidad. Qué no daría por ser un mago sólo por esta noche, para llegar de un solo golpe a todas sus moradas en el bosque, aguas, cielo o bajo tierra, y de esa forma poder hablarles en sus lenguas ofreciéndoles paz y consuelo. Quisiera también cubrir con velitas el más alto de los pinos para celebrar la Navidad en su compañía, mis amigos olvidados, asegurándoles que llegará el día en que cansados de odiar, de acumular, de perseguirlos y matarlos, los humanos despertemos de esa pesadilla para comenzar a mirarlos con cariño y a tratarlos con ternura. Y cuando llegue ese momento, compartir con ustedes no sólo el pan, la tierra y el dolor, sino también el Cielo que siempre soñamos y así ganarnos su indulgencia… tal como sucedió con aquel pie que llegó solo al paraíso porque el hombre al que pertenecía había sido muy malo y estaba en el infierno, sólo que con ese pie… le había acercado un balde de agua a un camello sediento.
Dios bendiga para todos esta Nochebuena y nos otorgue tranquilidad y salud al despertar por Navidad.
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