
Alrededor de 60 kilómetros conforman la puerta de entrada del Cártel Jalisco Nueva Generación a la Ciudad de México, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)…
Se trata de la franja limítrofe entre seis de los municipios mexiquenses donde opera esta organización: Chalco, Ixtapaluca, La Paz, Texcoco, Nezahuacóyotl y Ecatepec, así como las alcaldías Tláhuac, Iztapalapa, Iztacalco, Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero, ya en la capital del país.
A este grupo criminal se le adjudica —la propia víctima lo ha hecho— la autoría del atentado en contra de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Pública capitalino.
“Ya sabíamos que era un área de dominio de este cártel, pero no de ahora, sino desde hace más de cinco años”, cuenta Gonzalo Benítez, líder de comerciantes en Ixtapaluca y Valle de Chalco.
Conforme al mapa del SESNSP, elaborado en coordinación con el Centro de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (CENAPI), el CJNG tiene presencia en 32 municipios del Estado de México, ubicados al norte y al este de la CDMX.
Además de los seis ya mencionados, tiene control pleno sobre otros 14: Coacalco, Tultitlán, Cuautitlán, Cuautitlán Izcalli, Tepotzotlán, Huehuetoca, Coyotepec, Tequixquiac, Nextlalpan, Tecamac, Acolman, Teotihuacán, San Martín de las Pirámides y Chinconcuac.
Y se mantiene en disputa con la Familia Michoacana en 12 más, cuyo territorio se encuentra dividido entre distintas células: Chimalhuacán, Chicoloapan, Atenco, Tepetlaoxcoc, Zumpango, Temascalapa, Axapusco, Nopaltepec, Otumba, Tezoyuca, Papalotla y Chiautla.
“Como líder de comerciantes me presenté hace unos 15 años en la delegación de la PGR por la creciente extorsión a quienes vendían piratería y ropa de paca. Entonces había que pagarles cuota a las madrinas de la PGR. Nunca hicieron nada, pero poco después cambió la jugada y por primera vez se comenzó a hablar de La Familia. Al principio era un grupo de supuestos abogados, a quienes se les daba dinero por protección, para que no te molestaran, pero después se supo que era un grupo criminal”, cuenta don Gonzalo.
—¿Cuándo apareció el Cártel de Jalisco Nueva Generación?—se le pregunta.
—Hace unos seis o siete años, vino a desplazar a La Familia Michoacana. Hubo un tiempo en que se incrementó la matanza entre mafiosos en estos municipios del Estado de México: todos los días había ejecutados, hasta que aparentemente se calmaron las cosas, pero ya los de Jalisco eran los que movían los hilos.
—¿Y cuáles eran sus movidas?
—Todos sabíamos de la distribución de droga. Lo que en mi ámbito se ha dado a gran escala son los cobros de piso a comerciantes, tanto fijos como ambulantes. Muchos cerraron, porque los montos eran cada vez más grandes: ha habido casos de miles de pesos mensuales, ¿quién aguanta esos golpes?
También, cuenta, se les ha relacionado con la circulación de billetes falsos…
“En una ocasión pudimos identificar a un grupo de falsificadores en una zona comercial, llamamos a la patrulla y detuvieron a uno. Estaban que si se lo llevaban o no cuando llegó una camioneta de reciente modelo, se bajaron unos tipos, se jalaron a los policías y no sé qué platicaron. De repente, los policías soltaron al fulano, tuvieron que cuadrarse: “Son los de Jalisco Nueva Generación”, dijeron y sólo les quedó disculparse con los comerciantes. “Es por salvar nuestras vidas”, decían. Uno de nosotros reclamó, amenazó con denunciar, pero como a los 15 minutos llegaron otros sujetos y le dijeron: “ya valiste”. Cuando se iba a casa, encontró su coche con los vidrios rotos y le habían sacado todo lo que tenía”.
De entre los municipios de la zona noreste del Edomex, cercanos a la CDMX, el único fuera de la dominación del CJNG o de la confrontación entre éste y La Familia, es Teoloyucan, donde predomina Guerreros Unidos, según el reporte del SESNSP. En la cartografía delictiva de esa región, sólo Jaltenco, Melchor Ocampo, Apaxco y Hueypoxtla parecen estar libres de algún grupo de alto impacto. “Los de Jalisco Nueva Generación nos mataron a nuestro líder”, narra Simón Ornelas, transportista de Ciudad Nezahuacóyotl.
—¿Quién era él?
—Se llamaba Alejandro Reyes, y lo asesinaron en agosto de 2018. También era tesorero del PRI municipal. Encontramos mantas de esa organización en la oficina. Ya desde entonces estaban desbordadas las extorsiones a los transportistas: había que pagar, o la vida corría peligro. Hasta mencionaban el número de las rutas y amenazaban: “ya estamos aquí”.
Según don Simón, a diversas colonias de Neza los del CJNG “envían convoys a repartir tarjetas con sus siglas, en especial a tiendas de abarrotes, carnicerías, cremerías, tortillerías, casas de materiales y otros negocios, y luego hay que mocharse o comienzan las intimidaciones. O abren con mucha facilidad puntos de venta de droga, hasta en sitios cercanos al Palacio Municipal. La Guardia Nacional dizque hace rondines, pero no hay eficacia ni trabajo de inteligencia”.
“Supimos por algunos compañeros que también lo estaban haciendo en Tláhuac, Iztapalapa y otras alcaldías de la Ciudad de México cercanas al Edomex. Aquí en Neza las autoridades nunca han hecho nada. El Director General de Seguridad Ciudadana (José Jorge Amador) lleva tres o cuatro trienios, alguna razón poderosa puede haber, pero lo cierto es que nos sentimos abandonados”…
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