Opinión

STPRM, de Salinas a AMLO

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STPRM, de Salinas a AMLO

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Para asumir el control del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana y cobrar agravios que un presidente no puede dejar sin respuesta, el expresidente Carlos Salinas de Gortari, cuenta la leyenda política, diseñó en 1989 un complejo operativo que la historia conoce como El Quinazo, para detener y encarcelar a Joaquín Hernández Galicia que era el hombre fuerte de ese sindicato desde el sexenio de López Mateos.

La Quina, en la cúspide de su poder y su influencia, calculó mal su fuerza. Pensó que podría desafiar sin consecuencias al entonces candidato presidencial del PRI. No pudo. Se le vino el mundo encima. El gobierno acusó al entones cacique petrolero de acopio de armas y asesinato y La Quina pasó casi 10 años en prisión. Se dirimía en aquellos años un viraje sustantivo en la política económica que incluía la apertura al comercio internacional. Hernández Galicia no compartía estas ideas y cuando se conoció que Miguel de la Madrid había elegido como sucesor a Carlos Salinas rompió la regla de poner al sindicato a sus órdenes y comenzó a apoyar al candidato opositor, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Además se dijo, sin probarse, que patrocinó la publicación de un libelo en contra de la familia Salinas.

Fue una deslealtad mayúscula, de acuerdo a las reglas del juego político del antiguo régimen. Todo mundo sabía que las acusaciones en contra de La Quina eran un parapeto para medio ocultar una revancha política. La Presidencia misma estaba interesada en dejar claro el mensaje. Según una nota periodística, basada en documentos desclasificados, el mismo Fidel Velázquez reveló que el encarcelamiento del dirigente petrolero obedeció a motivos políticos, ya que no guardó lealtad al PRI y desafió al gobierno de Miguel de la Madrid y sobre todo a su sucesor Carlos Salinas. A pesar del enorme poder de La Quina, el gobierno puso a otro dirigente sindical y no pasó casi nada.

Según la versión oficial, en la casa del líder petrolero caído en desgracia, había cuatro rifles R-15, tres escopetas calibre 12, un rifle M1, tres metralletas calibre 22, una pistola calibre 45, cinco silenciadores para las metralletas, una pistola 357 Magnum, dos más de calibre 38, otra de 9 milímetros y más de un millar de cartuchos. En el tiroteo murió Antonio Zamora, agente del Ministerio Público. Las crónicas dicen que Hernández Galicia salió de su habitación en paños menores. Dos soldados lo tomaron de los brazos y lo sacaron del lugar. Hasta aquí la crónica de ese episodio.

La dirigencia de los petroleros siempre ha sido priista, incluso durante los dos sexenios panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón, durante los que se alcanzó un acuerdo de no intervención a cambio de no hacer olas. Los bonos de la dirigencia subieron con el retorno del PRI a la Presidencia en el 2012, pero la realización de la reforma energética obligó al siguiente gobierno, el de AMLO, a buscar un cambio de fondo. Puso en el radar la riqueza acumulada durante varios lustros por Romero Deschamps, quien presentó su renuncia, aunque no está a salvo de ser detenido.

La 4T quiere hacerse cargo del Sindicato Petrolero a través de la democracia real, que es criptonita verde para los grupos afines a Romero. El próximo secretario general del sindicato deberá ser electo a través del voto personal libre, directo y secreto, como establecen la nueva legislación y las nuevas normas. La Secretaría del Trabajo, en coordinación con la Secretaría de Gobernación, verificará que la convocatoria se emita este mismo año y que la elección se realice este mismo conforme a la ley vigente. Ganará un líder afín a Morena.

jasaicamacho@yahoo.com

Twitter: @soycamachojuan