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Tanques de gas dañados, bombas en hogares

Don Isael murió al intentar cambiar un cilindro que se encontraba en su azotehuela, por una fuga, cuando un flamazo causó una explosión dejando herida a su esposa.

Don Isael murió al intentar cambiar un cilindro que se encontraba en su azotehuela, por una fuga, cuando un flamazo causó una explosión dejando herida a su esposa.

Tanques de gas dañados, bombas en hogares

Tanques de gas dañados, bombas en hogares

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Don Isael Díaz murió al intentar cambiar un cilindro de gas que se encontraba en la azotehuela de su casa, esto en la colonia de El Manto, en Iztapalapa, durante marzo; su esposa, Margarita González,  fue sacada por los vecinos que la cubrieron con una manta blanca y la recostaron en la banqueta en lo que llegaron los servicios de emergencia.

Un estallido se escuchó alrededor en las calles Duraznos y Ricardo García Villalobos, los vidrios de las casas cercanas tronaron por la onda expansiva de la explosión.

Don Isael trataba de cambiar el tanque cuando la acumulación por una fuga provocó el flamazo que lo dejó quemado sobre el cilindro que pretendía cambiar.

Otra vecina, Gloria, compró un tanque de gas al carro que surte a la colonia y en cuanto llegó el tanque se impregnó el olor a gas. A pesar de ello, los trabajadores lo colocaron e incluso pidieron jabón para ponerle en la llave del tanque. Según el trabajador, no salían burbujitas y se fue.

El olor de gas era persistente y Gloria marcó por teléfono para pedir que se lo cambiarán, el vendedor fue a la media hora y señaló que no sabía por qué olía sino se estaba saliendo de la válvula, pero accedió a cambiarlo.

Los tanques de gas son azules y ya están maltratados, lo único que hacen para que se vean bien es pintarlos y listo, pero aún así destacan las picaduras y lo oxidado en la parte inferior.

La explosión trágica tenía ya otros antecedentes en casa de Gloria: su esposo fue a comprar un tanque con otros repartidores y pasó lo mismo, un olor de gas impregnó la casa. Aquella vez fue alrededor de las 5 de la tarde cuando se cambió el gas; su hijo, que llega a las 9:00 pm, percibió el olor y optó por cerrar la válvula y dio por hecho que con eso se acabaría el olor, pero no fue así el olor seguía. Alrededor de la 1:00 hora am arribó otro de los hijos, quien percibió el olor nuevamente. Cuando amaneció, fueron inmediatamente a cambiar el tanque. Fue una jornada completa sin saber de dónde escapaba el gas en ese tanque que fue devuelto a la empresa y cuyo destino final se desconoce.