Opinión

Tecnología, el arma bélica favorita de Washington

Tecnología, el arma bélica favorita de Washington

Tecnología, el arma bélica favorita de Washington

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Luego de tres años con Donald Trump en la Casa Blanca, con el inicio del 2020 llegó el momento que muchos en todo el mundo tanto temían desde que el presidente resultó electo. Con el sorpresivo asesinato del controversial general iraní Qasem Soleimani y su caravana, Washington no sólo estuvo a punto de iniciar un nuevo conflicto bélico, sino que confirmó que es con tecnología como planea combatir sus guerras, eliminar a sus enemigos y a su conveniencia cambiar el curso de la historia.

La eliminación el pasado 3 de enero de ­Soleimani, el segundo hombre más poderoso de Irán, fue la primera vez que el ­Pentágono mata a distancia a un líder enemigo en suelo extranjero y puso de relieve su cada vez más vasto y sofisticado arsenal que sólo requiere apretar un botón desde un cómodo escritorio, localizado, en este caso, a 45 minutos de Las Vegas.

Las administraciones anteriores tuvieron siempre a este hombre en la mira, y agentes de Inteligencia del actual gobierno ya le seguían los pasos. Cuando simpatizantes iraníes trataron de entrar violentamente a la embajada estadunidense en Bagdad la noche de Año Nuevo, los asesores militares y de seguridad de Trump, que vacacionaba en Florida, le presentaron varias opciones, una de ellas la muerte de Soleimani, considerado un terrorista por Washington.

Enterados de en qué vuelo y a qué hora el militar y su gente llegaban en misión especial a la capital iraquí, una vez a bordo del automóvil que lo esperaba, un oficial de la Fuerza Aérea sentado frente a una computadora en la base Creech en Nevada, a once mil 965 kilómetros de distancia, apretó el botón y proyectiles manejados a control remoto convirtieron la escena en una de fuego y muerte.

Los proyectiles o drones, como se les conoce, están físicamente localizados en lugares de Medio Oriente, Asia y África, pero son manejados desde aquí. Sus críticos los asemejan a un juego de video, algo que no es nuevo sino que fue usado mucho durante la presidencia de Barack Obama, quien se inclinaba por esta arma letal para no arriesgar las vidas de sus soldados y seguir adelante con el plan de reducir las fuerzas armadas.

Lo hemos visto en muchas películas de ciencia ficción: robots asesinos que se vuelven en contra de sus creadores y amenazan con extinguir a la especie humana, pero en la actualidad esos éxitos de Hollywood, están volviéndose verdad con el ejército estadunidense y de otros 95 países, incluyendo Irán, dependiendo de aviones sin piloto que matan y destruyen, controlados a distancia.

A la vez, el Pentágono avanza a pasos agigantados en descubrir y desarrollar nuevos métodos para combatir sus guerras con robots que podrán operar un rifle M-16, hasta volar sin receso por un mes, en lo que sería la más profunda transformación de material bélico desde que se inventó la bomba atómica, lo que ha levantado un gran debate sobre las implicaciones morales y éticas de prácticamente enviar al frente de batalla soldados de hojalata.

Estados Unidos tiene más material bélico controlado a distancia en tierra, aire y mar que ningún otro país, pero no es el único, muchos otros lo tienen también. El que este país lleve a la vez a cabo ataques con drones —el término técnico con que se conoce a los proyectiles y aviones no tripulados— hasta ahora ha sido no sólo ampliamente aceptado por el público y los políticos, sino alabado por los medios.

Quienes están a favor de robotizar las fuerzas armadas sostienen que los robots podrán hacer mejor trabajo que los humanos porque no se cansan, no tienen miedo, tampoco hambre, no olvidan las órdenes y no les importa si un compañero cae abatido a su lado, porque no tienen emociones, recuerdos ni moral.

Para el Pentágono, que actualmente domina militarmente al planeta, el hecho de eliminar enemigos o librar guerras sin exponer a su personal, sino a control remoto desde terminales en Nevada o Colorado, es prácticamente un sueño hecho realidad.

Sin embargo, uno se pregunta si la posibilidad de distanciar a los jóvenes soldados de los horrores de la guerra hará que los políticos desistan fácilmente de la diplomacia y opten aceleradamente por el uso de la fuerza militar, como podría ser el caso de Estados Unidos con Irán, un conflicto del que aún no hemos visto el fin.

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