Escenario

Terminator: Destino oculto, la simpatía de las máquinas

Un episodio más en la era de los remakes y las secuelas. De nuevo un episodio más del Hollywood llevando a sus personajes e historias a lo políticamente correcto, asumiendo una postura poco genuina sobre la construcción de personajes femeninos empoderados

Terminator: Destino oculto, la simpatía de las máquinas

Terminator: Destino oculto, la simpatía de las máquinas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Un episodio más en la era de los remakes y las secuelas. De nuevo un episodio más del Hollywood llevando a sus personajes e historias a lo políticamente correcto, asumiendo una postura poco genuina sobre la construcción de personajes femeninos empoderados. De nuevo un filme rebasado por su tiempo. Así es Terminator: Destino oculto, una película que funciona como secuela directa de Terminator 2: El juicio final, y que no se vuelve un desastre porque tampoco se toma tan en serio, pero a la que se siente  como una prolongación forzada de una historia que ha dejado huella en la historia del cine.

Tal y como ocurrió con la actriz Jamie Lee Curtis en la secuela moderna de Halloween (2018), ahora retoman el emblemático personaje de Sarah Connor, encarnado por una muy carismática Linda Hamilton que se vuelve de lo mejor del filme. Esta vez como una mujer mayor que ha vivido como una asesina de terminators, desde que se vio frustrado su intento por salvar a su hijo John Connor, quien sería el salvador de la humanidad en un futuro dominado por máquinas.

Por azares del destino, y propio de un guiño al aparente respeto por la figura latina en Estados Unidos, la historia de Destino oculto se desarrolla en México. Ahora es Daniella Ramos (la colombiana Natalia Reyes) la joven a quien se debe proteger; y esta vez es Grace (Mackenzie Davis), un híbrido humano-máquina soldado-asesino enviado desde el futuro el encargado de tener la misión de proteger a la joven, quien dará vida al nuevo salvador de la humanidad; sin embargo, ahora se enfrentan a un modelo Rev-9, un avanzado Terminator de metal líquido capaz de desprenderse de su esqueleto para tener dos frentes de ataque superpoderoso.

Sarah Connor se suma a la protección de Dani, luego de ser guiada sin que lo sepa por el viejo terminator modelo T-800, llamado Carl (Arnold Schwarzenegger), quien ha logrado adaptarse a la vida humana tras cumplir su misión. Este terminator ha decidido ser un protector más de Dani, sin embargo aún tiene un pasado que arreglar con Sarah Connor. En esta maraña de personajes poco emocionales es que se desarrolla el nuevo filme, con la finalidad de dar un mensaje sobre la esperanza en la humanidad.

Sí es un filme con cualidades. Curiosamente algunas de ellas son las que la hacen diferente de las precuelas de James Cameron, y que la hacen mucho mejor que todas las películas que han salido desde los años 90 a la fecha para explotar la franquicia. Se destacan principalmente dos: por un lado la calidad de las escenas de acción, que siguen siendo un pilar inigualable del cine ­hollywoodense; y por el otro lado el sentido del humor que le da Tim Miller (sí, el responsable del gran Deadpool).

Estos dos elementos no son suficientes, pero sí se convierten en el estilo que hace de Destino oculto una película diferente. Convierte a Schwarzenegger en un personaje que se ríe de su propio mito, y a menudo nos recuerda que se trata de una película de entretenimiento. Por otro lado, aunque Linda Hamilton y Mackenzie Davis lucen en el desarrollo de sus personajes, la premisa central está condenada por todos los vicios de su propia historia: en su intento de renovarse se siente vieja por el papel de la tecnología; diálogos clichés sobre el heroísmo; los actores latinos están construidos con imaginarios estadunidenses, su personalidad está encasillada; su argumento es predecible y sus resoluciones ridículas. Como producto final es una película que entretiene, pero con una historia forzadísima. Vaya, una película para pasar el rato con el Terminator más simpático jamás visto.

Los Rodríguez y el más alláDirector: Paco Arango(España, 2019)

También llega a las salas nacionales una historia que pretende tocar el corazón, y en cierto modo lo logra. El español toma en su elenco a figuras hispanas reconocidas, entre ellas Mariana Treviño y Omar Chaparro de mexicanos pero con españoles como el mismísimo Plácido Domingo, Rosy de Palma y Santiago Segura para contarnos la historia de una familia disfuncional que se vuelve el puente con un planeta parecido a la Tierra pero con múltiples carencias y retraso tecnológico. La vida de los Rodríguez cambia cuando descubren que el difunto abuelo era, en realidad, de ese otro planeta. Su nieto, Nicolás, abre en el trastero de la casa familiar una puerta cósmica por donde acceder al “más allá”. Y a partir de ahí, el caos se apoderará de esta familia que deberá aprender a controlar los superpoderes que han recibido. Una película ligera, sin mucha pretensión y con mucho altruismo. Sin ser una película que deje una huella por su mensaje moral, sí tiene carisma para hacerla soportable.

Día de MuertosDirector: Carlos Gutiérrez Medrano (México, 2019) (No gastes tu dinero)

Hablando de vicios cinematográficos tenemos este filme animado mexicano que ganó los derechos del nombre a Pixar y lo obligó a presentar su filme como Coco. Y es que resulta increíble que el cineasta mexicano haya tomado la leyenda para darle un sentido de fantasía al estilo Disney y Barbie, como si el propio imaginario de la tradición no fuera suficiente. En un pequeño pueblo donde los espíritus regresan una vez al año durante el Día de Muertos, vive Salma, una joven de 16 años, quien es la única en el pueblo que no puede traer a nadie pues no conoce el paradero ni identidad de sus padres. Desde pequeña lo ha investigado sin éxito, hasta que un día Salma y sus amigos, Jorge y Pedro, descubren una pista que los lleva por un camino lleno de aventuras, fantasmas, calaveras y un hombre misterioso hasta el inframundo. Parece demasiado pero en lugar de provocar orgullo da vergüenza.