El ciclón tropical Fani tocó tierra este viernes en India, convertido en la tormenta más poderosa en azotar al subcontinente en las últimas dos décadas. Con vientos sostenidos de hasta 240 kilómetros por hora, Fani se equiparó a un huracán de categoría 4, cerca de una categoría 5, que se considera a partir de vientos de 252 km/h.

La llegada del tifón dejó escenarios de desolación en el Estado de Odisha, en la costa oriental de India. Allí, las autoridades reportaron al menos siete personas muertas por el impacto de árboles y paredes caídas, según el portavoz de la policía Sanjeev Panda.

Las televisiones locales emiten imágenes de árboles arrancados, tejados volando por los aires, coches volcados e incluso una grúa caída sobre varias viviendas desde que Fani tocó ­tierra cerca de la localidad de Puri a las 8 de la mañana de ayer, hora local. Las fuertes lluvias y ráfagas de viento asociadas al ciclón también causaron al menos 160 heridos y “extensos” daños materiales, según indicó el portavoz del gobierno indio, Sitan­shu Kar.

EVACUADOS. Todo ello, pese al esfuerzo hecho para evacuar a al menos un millón de personas en la región; esto, mientras en el vecino Bangladesh las autoridades se movilizaban ayer para poner a salvo a otros dos millones de personas ante la llegada, entre hoy y mañana, de la tormenta, que se espera que azote el país ya debilitada.

De hecho, el Departamento Meteorológico de India (IMD) aseguró ayer en la tarde que Fani se debilitó a ciclón “muy severo”, con vientos máximos de 175 kilómetros por hora.