Cultura

Tlajinga tuvo construcciones modestas, pero una gran infraestructura social

Recientes excavaciones del barrio ubicado en Teotihuacán revelan la existencia de conjuntos departamentales, aunque sin presencia mural importante, señala en El Colegio Nacional, David Carballo, investigador de la Universidad de Boston.

Recientes excavaciones del barrio ubicado en Teotihuacán revelan la existencia de conjuntos departamentales, aunque sin presencia mural importante, señala en El Colegio Nacional, David Carballo, investigador de la Universidad de Boston.

Tlajinga tuvo construcciones modestas, pero una gran infraestructura social

Tlajinga tuvo construcciones modestas, pero una gran infraestructura social

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Tres montículos, pintura mural con representación de aves y presencia de cerámica de Oaxaca, son algunos de los nuevos datos que arrojaron las recientes excavaciones en Tlajinga, barrio de Teotihuacán, ubicado a 2 kilómetros y medio de la Pirámide del Sol.

Dicho sitio que abarca un kilómetro cuadrado y contiene 80 estructuras, muchas de ellas, conjuntos departamentales, es un área que actualmente estudia el arqueólogo David Carballo, investigador de la Universidad de Boston.

También es un barrio tetotihuacano que cuenta con un centro, el cual se encuentra en proceso de excavación, según detalló el especialista durante la conferencia Tlajinga: el urbanismo y la vida cotidiana en Teotihuacán, impartida ayer en El Colegio Nacional, como parte del programa de La arqueología hoy, coordinado por Leonardo López Luján.

Carballo explicó que Tlajinga fue un lugar periférico con una marcada diferencia en la calidad de construcción respecto al centro de Teotihuacán, además de que sus habitantes al no ser de la élite tuvieron una producción artesanal que llamó la atención de otros pobladores que llegaron ahí para mejorar su economía, hecho que lo convirtió en un barrio multiétnico.

“La gente de Tlajinga estaba involucrada en la economía más robusta de Mesoamérica y eso le daba acceso a la gente común a cosas lujosas como máscaras y polícromos dentro del ámbito teotihuacano. Pienso que esa fue la razón que atraía a la gente de todo Mesoamérica porque le daba una oportunidad económica”, dijo el arqueólogo.

En el verano de 2019 el equipo del investigador excavó el sur del centro del barrio.

“Hay estructuras alrededor de un patio, pero en ese patio no hay evidencia de que fue un espacio residencial, por ejemplo, no tenemos entierros bajo los pisos. En el centro del patio encontramos una escultura del dios del fuego: Huehueteotl, y eso nos habla de un contexto ritual”, comentó.

En el centro de Tlajinga también halló construcciones diferentes en cuanto a calidad a los conjuntos departamentales que están más a la periferia del mismo barrio y que excavó desde 2012.

“Tienen muros bien hechos de piedra y cubiertos con estuco que están decorados con pintura mural. Hay piezas murales pegadas y otras ya tiradas con motivos de aves, alas de mariposas y tenemos elementos más geométricos”, explicó

Otro registro hecho fue la presencia de ostiones rojos, micas, magnetita y pirita.

“Tenemos cerámica delgada y gris que viene de Oaxaca, es zapoteca. También tenemos evidencia en Tlajinga de la presencia de personas de Michoacán, gente que emigró y lo sabemos por la química de sus huesos y por varias figurillas. Es decir, fue un valle multiétnico”, señaló.

Esos nuevos hallazgos, agregó David Carballo “nos están mostrando que la planificación urbana de Teotihuacán involucró la replicación espacial con variabilidad dentro de los barrios porque tenemos casas de diferente calidad y también centros de barrios bien elaborados”.

Además, hay evidencia de predicción artesanal haciendo cosas básicas como obsidiana, cerámica, pizarra.

CENTRO DE OBSIDIANA. El proyecto de Tlajinga inició en 2012 para conocer cómo era la mayoría de los teotihuacanos, fuera de los palacios, es decir, la vida cotidiana en esa antigua ciudad.

“En Teotihuacán se calcula que había más de 2 mil 300 conjuntos departamentales y en cada uno vivía aproximadamente entre 20 y 60 personas. Entonces, calculo que fueron 100 mil habitantes en Teotihuacán”, dijo David Carballo.

Anteriormente el equipo del experto ha excavado dos conjuntos departamentales. Uno de ellos es el número 18 en donde estudiaron dos patios que tienen muros de mezcla de materiales como piedra y adobes, lo cual habla de una calidad de elaboración.

“Excavamos hacia abajo donde había muros de adobe y llegamos al tepetate a 3 metros de profundidad y ahí tenemos el área más temprana, se ve un piso de tepetate y huellas de un fogón. Se tienen 8 pisos de ocupación”, explicó.

Los muros de adobe son evidencia de una vida más rural que después cambió a conjuntos departamentales cuando la ciudad de Teotihuacán creció hacia el sur.

“Las primeras ocupaciones datan del año 150 d.n.e y cambió a los conjuntos departamentales en el año 300 d.n.e. Otro dato es que la gente que vivía a 2 kilómetros y medio del centro de la ciudad, tenían acceso a cosas bellas”, comentó.

El otro conjunto excavado por los arqueólogos fue el número 17, donde hallaron obsidiana.

“Después de seis semanas de excavación recuperamos más de 400 kilogramos de obsidiana y tuvimos todo el proceso de manufactura de unas navajillas prehispánicas”, externo.

Los talladores de obsidiana en Tlajinga enterraron núcleos enteros en proceso de elaboración. “Los núcleos son el bloque bien formado del cual se pueden quitar las navajas que son el implemento clásico de cada actividad de cortar en el mundo teotihuacano”, dijo el arqueólogo.

Al estudiar esas piezas, Carballo notó que dentro de las casas se estaba enseñando a los jóvenes cómo tallar la obsidiana.

“La calidad de construcción en Tlajinga tenemos conjuntos departamentales que están bien hechos pero no se ve mucho cal, murales ni elevados en talud tableros, hay una diferencia en la calidad de construcción. En este barrio hubo una infraestructura social que fue más integradora para una comunidad más periférica”, comentó.