
Desde que el ingeniero español Cosme García patentó el primer submarino y el catalán Narcís Monturiol lo perfeccionó cuatro años después, la humanidad ha podido contemplar la inmensidad de los mares con una perspectiva diferente. Sin embargo, la magnífica observación de peces y corales se vio pronto desplazada por las evidentes aplicaciones militares del invento.
Cada catástrofe nos recuerda nuestra fragilidad en la inmensidad oceánica. Es por eso que cada historia, cada submarino hundido, ha atrapado la atención de miles e incluso millones de personas. Por ello, tras el accidente del KRI Nanggala-402 en Indonesia, repasamos otros 5 episodios muy mediáticos.
En la memoria de todos los argentinos permanece el desastre del submarino ARA San Juan, que se hundió a las 7:30 de la mañana del 15 de noviembre de 2017, a 432 kilómetros de la costa a la altura del Golfo de San Jorge. Sin embargo, el gobierno del entonces presidente Mauricio Macri tardó dos días en hablar oficialmente del tema, y además, espió a las familias cuando afloraron tensiones por la ocultación de información.
El gobierno dio por perdida la causa y abandonó la búsqueda del submarino el 30 de noviembre, pero una empresa privada lo encontró un año más tarde, el 17 de noviembre de 2018 a 900 kilómetros de profundidad, justo donde desapareció.
El 16 de abril de 2003, el submarino Changcheng, traducido como ‘Gran Muralla’, estaba realizando ejercicios militares en el golfo del Mar Amarillo, entre la provincia china de Shandong y Corea del Norte. Bajo el agua, el motor diésel no logró apagarse, lo que provocó que consumiera todo el oxígeno a bordo rápidamente. Fue una de las mayores tragedias en tiempos de paz para el ejército chino.
En el remoto pero extenso Mar de Barents, que se sitúa entre el extremo norte de la península escandinava, las islas rusas Yuzhny y Séverny y las islas noruegas Svalbard, navegaba el submarino ruso Kursk el 12 de agosto de 2000 cuando sufrió dos explosiones en dos minutos y 15 segundos de diferencia. La segunda fue tan grande que la registraron detectores sísmicos en Alaska. Los restos del navío se encontraron un año más tarde. Esta se considera la mayor tragedia militar marítima en la era post-soviética.
También en el Mar de Barents, pero 40 años antes, se cimentó la desgracia del submarino soviético K-8. Allí se le rompió un tubo de refrigeración de vapor, pero los marineros lograron arreglarlo. Sin embargo, el submarino quedó dañado, y diez años después, el 8 de abril de 1970, mientras realizaba unos ejercicios en el Golfo de Vizcaya, entre España y Francia, sufrió dos incendios simultáneos. El capitán dio una orden de evacuar, pero como llegaba un buque de rescate, canceló la orden. Sin embargo, mientras trataban de remolcarlo, el submarino se hundió definitivamente con 24 torpedos nucleares a bordo. 73 tripulantes sobrevivieron.
Esta es la peor catástrofe de un submarino en la historia, y además, fue el primero de clase nuclear en sufrir un accidente mientras estaba en servicio. Ocurrió el 10 de abril de 1963, en un momento de gran tensión con la URSS, apenas seis meses después de la crisis de los misiles en Cuba. El día antes, el USS Thresher zarpó del puerto de Kittery, en Maine, para realizar ejercicios rutinarios a unos 350 kilómetros de la costa de Cabo Cod, en Massachusetts. Realizó varias pruebas con éxito ese día junto al submarino de apoyo Skylark, pero la mañana siguiente hubo problemas de comunicación entre ambos navíos durante una inmersión.
El Skylark recibió una llamada telefónica que indicaba “problemas menores” y unos minutos después, una comunicación final, que decía “900”. El submarino se había hundido. No hubo supervivientes, y el presidente de EU, entonces John F. Kennedy, decretó tres días de luto oficial.
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