La amenaza de una intervención militar de Estados Unidos en Venezuela cobró ayer fuerza tras la reunión que sostuvieron en la Casa Blanca el presidente Donald Trump y su homólogo colombiano, Iván Duque.

“Ya lo verán”, respondió Trump al ser preguntado sobre si planea mandar soldados a Colombia. La pregunta hacía referencia a la frase “5,000 tropas a Colombia” que pudo leerse en la libreta de notas de su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, durante una conferencia de prensa en enero.

Aunque muchos observadores consideran que Bolton mostró esa frase para presionar a las Fuerzas Armadas venezolanas con el fin de que rompan con Maduro, Trump nunca ha descartado una opción militar en Venezuela.

“Nuestros militares (estadunidenses y colombianos) están muy concentrados y trabajando juntos. Veremos cómo salen las cosas”, aseguró Trump, en alusión a la declaración del martes de Juan Guaidó durante una manifestación en Caracas, cuando aseguró que la ayuda humanitaria entrará en Venezuela a partir del 23 de febrero. Lo que no explicó el presidente interino venezolano, reconocido ya por medio centenar de países, entre ellos EU y Colombia, es cómo romperá el cerco militar en la frontera, si mediante un acuerdo con los militares o por las malas.

Duque, en cuyo país se empieza a concentrar la ayuda humanitaria en la localidad fronteriza de Cúcuta, tampoco quiso entrar en detalles, pero lanzó la siguiente advertencia al régimen de Nicolás Maduro: “Tenemos que enviarle un mensaje muy fuerte a la dictadura. Obstruir el acceso de ayuda humanitaria es un crimen contra la humanidad”.

No obstante, el mandatario colombiano sugirió que la apuesta sigue siendo la presión diplomática. Con tal motivo, anunció que la próxima reunión del Grupo de Lima (al que sigue perteneciendo México, pese a su anunciada neutralidad en la crisis) será en Bogotá este fin de semana.

“Raya en la locura”. En cuanto a las declaraciones del martes de la vicepresidenta de Venezuela, asegurando que la ayuda humanitaria de EU está contaminada por un agente cancerígeno para ser usada como arma biológica, la diputada opositora Gaby Arellano declaró que “raya en la locura” y concluyó que “la dictadura está cayendo en el delirio: Venezuela está condenada al hambre por una decisión de Maduro y de Cuba”.

Nuevos jefes en Citgo. Mientras tanto, la Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por la oposición, designó ayer una nueva directiva para relanzar la industria petrolera, al borde del colapso por la mala gestión del chavismo y el saqueo de sus arcas. Citgo, la filial de Pdvsa en EU, pasará a estar controlada por la especialista Luisa Palacios.

De acuerdo con los opositores, esta decisión permite “la protección de activos de la empresa Citgo” ante los arbitrajes que enfrenta Venezuela por el incumplimiento de algunas millonarias obligaciones.

Maduro advirtió la semana pasada con llevar a juicio a “toda persona que acepte nombramientos ilegales que usurpen cargos en Pdvsa o Citgo”.