Opinión

Un Consejo para la post Sociedad Covid 19

Un Consejo para la post Sociedad Covid 19

Un Consejo para la post Sociedad Covid 19

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Mientras nos quedamos en casa el mundo está cambiando. Es una frase que escuchamos con tanta insistencia como el #quédateencasa, pero la realidad fundamentada con cifras, muestran que esa transformación no será por sí sola favorable para la humanidad. El pasado domingo 19, fue el día más violento de 2020 en el país con 105 homicidios -y conste que estamos encerrados-- y los estudios oficiales advierten que, al iniciar la recuperación, habría un significativo incremento en los delitos de fraude y extorsión derivado justamente de la debilidad económica en que quedaremos.

Si no hacemos algo distinto como sociedad, con nuevos pactos de civilidad, integración, cooperación y comunidad, la única herencia del Covid 19 será tecnológico, más plataformas digitales, trabajo en casa, e-commerce y claro, divorcios y violencia derivados del hartazgo por la cercana distancia de estos meses.

Asi lo dicen los números. El cautiverio ha dejado en estos días, un registro de violencia intrafamiliar con un 250 por ciento de incremento, el 50 por ciento de los casos contra mujeres y el 66 por ciento de esos directamente violencia física. Este brinco en la estadística es cinco veces más grande de lo que registró España, por ejemplo, durante la cuarentena.

De ahí la campaña de protección “#NoEstásSola” (55-55-33-55-33)* emprendida por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX, un organismo muy interesante que va más allá del registro y la detección de los riesgos que enfrenta la capital del país, porque desde su pequeña competencia, pero con una plural y cooperativa integración, podría ser ejemplo y modelo de las alianzas institucionalizadas que requerirá la humanidad para la reconstrucción.

Las estimaciones sanitarias, económicas, poblacionales, educativas, laborales, de inseguridad, entre muchas otras alertan escenarios desesperanzadores. Lo que podremos construir ¿Será mejor?, ¿será peor?, ¿regresará la humanidad a sus básicos como lo ha hecho la naturaleza? y ¿cómo será el Estado y la nueva organización social sabiendo que en esta emergencia, las instituciones, los políticos y los gobiernos nos salieron sobrando?.

Hoy mismo, parece que ese mundo que conocimos antes de encerrarnos sigue siendo el mismo o peor. Sabemos sobre enfermeras golpeadas, médicos durmiendo en estacionamientos por discriminación, voluntarios golpeados, escupidos, insultados por ayudar a la humanidad; la mujer a la que su marido dejó ciega a golpes, que mientras unos estamos encerrados otros salen de la reclusión para asesinar y otros hechos que reflejan una realidad atemorizante.

Sin embargo, la etapa de la reflexión es justamente para que hagamos algo distinto. Creer que el 1 de agosto o cualquier día que podamos re-arrancar, ya no habrá dogmatismos, sino urgencia y practicidad, donde no habría más conservadores, republicanos, liberales, ortodoxias, fanatismos o apatías sino ciudadanos responsables con autodeterminación, autoregulados, obedientes a las leyes, participativos, actuantes y solidarios.

“Claro que se puede. También hemos tenido muchas muestras de la población en el sentido de que seremos mejores, que tienen esperanza y que desean ayudar a los demás”, asegura el presidente del Consejo Ciudadano, el doctor en ciencia política, Salvador Guerrero Chipré, un respetable profesional en el estudio de los campos de la democracia, la sociedad y la opinión pública.

Es justamente la participación de los ciudadanos y sus representantes, con una multifacética y abiertamente compleja composición dentro de este Consejo Consultivo, integrado por 24 personalidades totalmente disímbolas y en algunos temas hasta de intereses antagónicos, lo que llama la atención, porque ha sido en los momentos de mayor conflicto o incertidumbre social cuando mejor ha funcionado, como una buena y renovada herramienta para la construcción de equilibrios, donde los temas alcanzan un justo medio antes de pasar a las arenas políticas, judiciales o hasta mediáticas con el acuerdo de tener a la sociedad siempre en el centro, pero sin reducir el valor de las diferencias y de la pluralidad, asegura.

Una convención que parece concepto teórico porque en la misma mesa, aun con tintes, tonalidades y destellos de colores, se arreglan activistas, empresarios, funcionarios, representantes eclesiales, militares, notarios, agentes inmobiliarios, feministas, maestros, publicistas, comunicadores, abogados, etc., pero que en la incertidumbre de la pandemia y el desencanto de la política no ha dejado de recibir llamadas de la ciudadanía, de dar respuestas a dudas, angustias, ansiedades, generado esperanza y efectividad todos los días a toda hora tejiendo puentes con activistas y organizaciones que tiene la especialidad en cada caso.

La clave, parece ser la realidad. El tremendo tamaño de los problemas a los que se enfrenta la Ciudad de México y los que se avecinan tras el Covid, cuyo colapso aún no se puede dimensionar ha permitido que los miembros empiecen a pensar en modelos eficientes y rápidos de actuación, replanteamientos de operación y de manera evidente atender el empobrecimiento y la desigualdad.

El Consejo ha servido ya de puente para que la Coparmex, el organismo cúpula que aglutina a los propietarios de las fuentes productivas y patronales establezcan con el gobierno de la Ciudad de México, los primeros acuerdos a favor de quienes ya no tendrán empleo ni ingresos al abrir la puerta de sus casas.

Este es un modelo posible para construir una ciudadanía con capacidades fuertes, cohesión social y permanencia del sistema de valores que empiece por indignarse ante lo indebido y deje de normalizar lo anormal. Eso sí sería un mundo distinto, con una humanidad integrada y agradecida por el obsequio de la vida y la naturaleza.

De lo contrario, tendríamos que temer, desde el silencio de nuestros hogares y el pensamiento hipotético a lo desconocido, que quienes salgan adelante de la pandemia serán entes individualizados, sometidos a sus propios intereses, que se crean inmunes y vencedores de una presunta selección natural?. No quiero ni imaginarlo.

Twitter: @Ethelriq
ethelriquelme@usb.edu.mx