Han pasado nueve días de la toma de posesión de la primera Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Desde los primeros minutos de asumir la investidura, Claudia dejó una huella en la historia de nuestra capital con un anuncio –para todos inesperado– al respecto de la desaparición del cuerpo de granaderos (demanda histórica del movimiento estudiantil de 1968). El cual representa un mensaje claro para definir su posición ideológica; siempre a la izquierda política.

Esta primera semana del nuevo gobierno en la ciudad, ha servido para establecer la premisa principal de cómo se gobernará; se va por un cambio real en la forma del ejercicio del poder al limpiar los excesos de pasadas administraciones. Ejemplo de lo anterior fue la orden que dio Claudia de retirar puertas y ventanas blindadas de la oficina de la Jefatura de Gobierno, pues no se necesitan cuando no se tiene miedo del pueblo. El servicio público debe ser cercano a la gente, eliminando las barreras que impiden una interacción real entre representantes y representados.

Una de las acciones más contundentes que ha asumido Claudia, fue romper con los intereses de personas que formaban parte de la corrupción en el anterior gobierno. Se ha mostrado firme y con principios claros para enfrentar el nepotismo descarado de algunos exfuncionarios que metieron a la nómina del gobierno a familiares con sueldos de más de 24 mil pesos.

¿Qué intereses son los que importan? Para la anterior administración los intereses personales se lograron imponer sobre los intereses sociales. Para Claudia, el interés social se debe de imponer en el servicio público de la capital. Prueba de ello es el interés de esta administración por el sector agrícola, al cual se destinará mil millones de pesos. También se generará una dinámica social de sanciones diferentes al remplazar las fotomultas (de sanciones económicas) por las “fotocívicas”, que consisten en pagar una falta de tránsito con servicio comunitario.

El reciente episodio de legisladores federales que ocuparon como estacionamiento el circuito del Zócalo por su visita a Palacio Nacional y el llamado de Claudia a dichos funcionarios para respetar el patrimonio histórico, demuestra que no hay favoritismos, pues la ley se aplica por igual a cualquier ciudadano sin importar su filiación política.

El reto de la nueva administración es grande, pues recogen una administración corrompida y tienen que reconstruirla con conocimiento y habilidad. La nueva jefa de gobierno representa el impulso de políticas que generarán cambios para beneficio de todas y todos los capitalinos, su proyecto parte de la esperanza de una población cansada de los excesos. La innovación en la forma de gobernar ya se vislumbra y desde el Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo en el Congreso de la Ciudad, la estaremos acompañando.

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