Metrópoli

Un hombre angustiado saltó al vacío

Un terremoto sacude la Ciudad de México
Un terremoto sacude la Ciudad de México Un terremoto sacude la Ciudad de México (La Crónica de Hoy)

Desde la azotea del edificio donde vivo, en la esquina de General Prim y Milán, colonia Juárez, se pueden ver los volcanes, la torre de Sedesol, los hoteles Fiesta Americana y Premier…, y una gran parte del oriente de la Ciudad de México. Una postal esplendorosa de esta gran urbe que una vez más se tambaleó, se movió por la fuerza de un sismo de 7.1 grados Richter.

Hablo de la azotea porque estaba en ese lugar: un sitio donde la imaginación se libera para soñar con esta grandiosa ciudad.

Pero ese tiempo y espacio lúdicos fueron abortados abruptamente por la alarma sísmica. Ese sonido intenso que pone en alerta los sentidos y  permite resguardarte del temblor por venir. Aunque ayer fue poco el tiempo para protegerte. Antes de que el sonido terminara el temblor comenzó.

Bajar cuatro pisos con un sismo de esta magnitud es ir rebotando por paredes y tentar los escalones para no caer. Son unos segundos que te separan de la calle y la casa, pero que se vuelven eternos: las escaleras y paredes que se mueven generan tanto miedo y desesperación que un disparo de resignación ante lo que pueda suceder domina el cuerpo y la mente. Pero sigo caminando, bajando esos pisos y casi al llegar a la puerta de salida, caigo. No duele.  Me levanto y abro la puerta. Un vecino y su perro salen primero.

Los sigo, y ahí afuera, camino a la intersección de las calles Milán y General Prim. Son sólo son unos pasos, pero los gritos de la gente, las lágrimas y las escenas de pánico se combinan con los ruidos que hacen los cristales de ventanas que se rompen de los edificios aledaños, como los del Hotel Premier, o los del edificio de Viena y General Prim, que al final quedaría inclinado al poniente.

“Una vez más estamos en esta situación”, diría uno de los muchos ciudadanos que miraban a un hombre en el suelo. Estaba en ropa interior y en su cabeza había sangre. No se movía y los gritos de “pidan una ambulancia” se repetían. Los técnicos de una filmación, que se llevaría a cabo en la vieja y renovada cantina BL-Mont acordonaron la zona para evitar que pasaran autos. Uno de ellos me contó que el hombre estaba en una especie de terraza del Hotel Premier, a unos cuatro o cinco metros de altura del piso y cuando comenzó el temblor se lanzó a un árbol que está muy cercano a ese lugar. No se pudo asir a las ramas y cayó sobre una camioneta, a la cual le rompió el quemacocos y después llegó a la  calle.

Un tiempo después llegaron médicos del centro de salud, ubicado en Lucerna, y lo auscultaron. El hombre, al parecer un turista, no podía hablar, fue entablillado y llevado a un hospital. Sus lesiones fueron un golpe en la cabeza, fracturas en el brazo derecho y hombro. “Una vez más”, decía un ciudadano.

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