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Un llamado de auxilio desde Tijuana, "no político"

Crónica entrevistó a Faustino Ruvalcaba Munguía y logró corroborar que sí fue un médico del IMSS en la entidad, pero ya está jubilado

Pacientes esperan ser atendidos en un hospital durante la pandemia de COVID-19
Pacientes esperan ser atendidos en un hospital durante la pandemia de COVID-19 Pacientes esperan ser atendidos en un hospital durante la pandemia de COVID-19 (Confirman autoridades estatales carencias y desabasto en las clínicas del IMSS de Tijuana./Omar Martínez)

“Sí existo, sí existe el doctor Faustino, ya hasta Putin me conoce en Rusia, sabe que existo, porque esto ya se internacionalizó, me están llamando de Australia, de todo Estados Unidos, de otros países, hay mucha gente que nos está ayudando”, dijo a este reportero el médico Faustino Ruvalcaba Munguía, quien salió a la luz por solicitar de urgencia equipos para proteger al personal médico del IMSS, en Tijuana, donde han proliferado los contagios.

Lo hizo, primero, a través del actor Eugenio Derbez…

Su mensaje, dijo, “es de auxilio”, no político ni en contra de nadie. Y reprochó la actitud de Desirée Sagarnaga Durante, delegada del Instituto en Baja California.

Aquí, la charla íntegra, vía telefónica…

-¿Qué hay de las amenazas en su contra?

-Ni sabemos de dónde vienen, son muchos mensajes de intimidación, pero no quiero hacerles caso, son anónimos, los cobardes nunca dan la cara. Mi objetivo, es ayudar.

-¿Es médico vigente del IMSS?

-No, ya jubilado, pero seguimos activos, tengo cuatro años de jubilación pero sigo trabajando, pensaron que lo iba a parar todo, pero agarré vuelo.

-¿Cuál es en este momento su principal inquietud?

-Nosotros lo que buscamos es que nos manden ayuda, lo más rápido que se pueda, porque los doctores entran muy rápido a atender a todos los enfermos de COVID y no llevan protección, ayer ya les mandamos una ayudadita, pero queremos más, porque el equipo es desechable. Me puse en contacto con una empresa de Monterrey que produce los cubrebocas N-95, y estamos negociando a ver cuánto precio nos bajan, para que nos manden una buena cantidad.

-Además de la Clínica 20, de Tijuana, ¿qué otros hospitales están en una circunstancia adversa?

-Todos, fue un ejemplo, una muestra de lo que nos está pasando.

-¿Cómo están sus compañeros médicos?

-Imagínate, por ellos estoy haciendo esto. Tenemos a un compañero pediatra que está entubado en el Hospital General, vamos a ver si sobrevive. Y hay otros doctores de oncología que también cayeron en terapia intensiva, algunos lo han logrado, otros no sabemos. Si no los ayudamos, van a morir los doctores. ¿Quién va a curar después? Contagiados ha habido a diario, la mayoría se ha estado cuidando. Hay otros que se contagiaron desde el, como el oncoginecólogo, el doctor Portilla, que está en su casa con un respirador y gracias a Dios la libró. No sabía bien de la enfermedad. Fueron los primeros que cayeron. Este es un llamado de auxilio, tal cual, no es de política ni en contra de nadie. Necesitamos ayuda, me han preguntado por cuentas bancarias, pero no las tengo, porque no soy asociación. No puedo recibir dinero, sólo que me manden el equipo pronto.

-La delegada del IMSS apareció desmintiendo la versión…

-Nosotros, en el gremio, nos chascarreamos todos. Nadie la conocía, así como ella no me conoce a mí, los doctores no la conocemos.

-¿No está ella en el campo de batalla?

-Le dicen la Lady Lechuga, que porque había trabajado 34 horas y estaba muy fresca.

-¿Y la postura de las autoridades del IMSS?

-Todos se han puesto las pilas: directores, todos, están trabajando machín, pero también están llorando porque se les están llenando todos los hospitales.

-¿Y Zoé Robledo?

-Es como cuando empezó la pandemia en China, que no creía el gobierno, y tardó más de mes y medio en reaccionar, y luego fue demasiado tarde: más de 5 millones de chinos habían salido a todo el mundo. Y cuando dijimos todo esto, la gente tampoco creía, ese es el problema y todavía hay gente incrédula, diciendo que este doctor no existe. Está pesado, si no nos podemos en un mismo tono, no sé qué pasará. Los ingenieros que han fabricado equipos de reanimación, los están donando, los que se necesiten. Los directores no están sentados, están viendo la cosa muy difícil, y hay que abrir las manos en busca de ayuda.

-¿Se mantiene entonces tranquilo, pese a las amenazas?

-Sí, en calma, con el corazón apuntando a la ayuda. No hay más…

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