Opinión

Una gira internacional de 1966, en recuerdo del presidencialismo mexicano

Una gira internacional de 1966, en recuerdo del presidencialismo mexicano

Una gira internacional de 1966, en recuerdo del presidencialismo mexicano

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Este viaje ratificó un estilo de gobernar y de ejercer la “investidura presidencial” –el vocablo no deja de incomodarme– al que de un modo u otro nos hemos venido acostumbrando en los últimos dos años. La austeridad y el recato republicano que nos mostró en esta visita no son piezas menores en la composición del nuevo paisaje político nacional.

Comparemos si no esta visita a Estados Unidos, con la manera en que se organizó y celebró el regreso del presidente Gustavo Díaz Ordaz de una gira “histórica” por los países centroamericanos en enero de 1966.

Lo que presento a continuación es la crónica esperpéntica del presidencialismo imperial mexicano en los años dorados del régimen priista. Me sirve como fuente la edición del domingo 23 de enero de 1966 del periódico El Heraldo de México. Con una foto desplegada a ocho columnas, el periódico registra la concentración masiva de las fuerzas vivas de la Revolución que el día anterior abarrotaron el Zócalo capitalino para “dar la bienvenida al Señor Presidente”.

El pie de la foto es un pintoresco comentario editorial: “La plaza de la Constitución, corazón geográfico de México, presentó este maravilloso aspecto ayer, cuando el pueblo se reunió para tributar entusiasta recepción al Presidente Díaz Ordaz y escuchar el mensaje emocionado, en el que resumió los fructíferos resultados de su jira (así con j) en que llevó a Centroamérica la buena fe y el cariño de los mexicanos” ·

El Heraldo le destinó la portada y ocho planas completas a dar cuenta de este “regreso triunfal”. Acompañó la noticia con decenas de fotos, cartones, crónicas, entrevistas, e insertos pagados con felicitaciones y mensajes de bienvenida al Presidente firmados por gobernadores, empresas privadas, centrales obreras, campesinas y patronales. Como si se tratara de Julio César regresando a Roma tras vencer a los galos, ni más ni menos.

Desde su llegada al aeropuerto al Presidente lo esperaban miles de seguidores que agitaban banderas de papel y lo coreaban. El presidente abordó un auto descapotable que lo condujo entre vítores y fanfarrias hasta el Zócalo donde lo esperaba una multitud de al menos 150 mil almas.

“A lo largo del recorrido de poco más de seis kilómetros, el Jefe del Ejecutivo recibió entusiastas y cálidas demostraciones de bienvenida. La lluvia de papelitos multicolores tapizó materialmente el cofre del vehículo en que viajaba, acompañado de su señora esposa, doña Guadalupe Borja de Díaz Ordaz, y por sus hijos, Gustavo y Alfredo. El Primer Mandatario, de pie, correspondió con su característico gesto a las aclamaciones del pueblo”.

En el Zócalo, tapizado de enormes pancartas que colgaban de los edificios, ya lo esperaba el pueblo entero en éxtasis. Ahí, en cadena nacional y desde el balcón presidencial pronunció un discurso: “ante la muchedumbre que llenaba el Zócalo, y para varios millones que escuchan la radio y la televisión. El Presidente (mencionó) el cariño, la honradez y lealtad que en Centroamérica profesan a México”.

En otra foto, tomada por Rafael Casasola, se ve a una mujer de huaraches y reboso, que rompe el cerco de motociclistas y militares a pie que escoltan al vehículo presidencial, para regalarle al caudillo un ramo de flores. “flores de la gente humilde, regalo de amor que el presidente Díaz Ordaz recibió durante todo su recorrido por la Ciudad de México, camino del Palacio Nacional”.

A las puertas del Palacio Nacional le recibe un gigantesco mariachi de cien integrantes que se arrancan al “Son de la Negra”. Pie de foto: “Mariachi monumental, símbolo del pueblo mexicano, al pie del balcón, alegró con sus cantos nacidos de la patria, la llegada a casa del Presidente”.

En su columna “Picaporte”, Luis Spota informa: “De diez a catorce horas están laborando diariamente los técnicos de cinematografía de la Presidencia de la República en la edición del documental a colores que recoge la crónica fílmica del viaje del señor Díaz Ordaz por Centroamérica. Se tiene la idea de que el medio metraje sea estrenado en todos los cines del país, el miércoles de la próxima semana”.

En la edición del sábado 22 de enero, El Heraldo de México, incluye entrevistas con “representantes del pueblo” que confirman su asistencia a la bienvenida del Presidente: “Guillermo García, vendedor de periódicos: yo iré a recibir al Presidente, porque se ha ganado el cariño de la gente”; “Pastor Baena, campesino: es el hombre que debemos respetar, ha sido bueno con nosotros y se han hecho muchas mejoras”. “Licenciado Rafael Riva Palacio: claro que estaré en el aeropuerto, agitando mi banderita, me siento orgulloso de su labor pacifista”. “Natividad Morquecho, vendedora de billetes de Lotería: iré por la admiración que siento por él, por lo que ha hecho en nuestro favor”.

El reportero sin firma de esta nota sabatina —henchido de lirismo— escribe:

“Mañana a las once horas, cuando la salva de veintiún cañonazos despierte ecos en las montañas que circundan al valle de México, será la señal para que inicie la fiesta cívica con que el pueblo de México dará la bienvenida al presidente Díaz Ordaz a su regreso de su exitosa jira (sic.) que hoy concluye en la nación hermana de Panamá”,

“Y decimos fiesta cívica porque la ciudad lucirá sus mejores galas y el pueblo se volcará para formar valla y saludar el paso del Primer Mandatario con estruendosas aclamaciones”.

edbermejo@yahoo.com.mx
Twitter: @edgardobermejo