La Biblioteca de México y la Biblioteca Vasconcelos, ambas ubicadas en la Ciudad de México, se unirán para formar la Biblioteca Central de México, proyecto planteado en 2001 por la administración panista y que retoma, e incluso, ya se implementa en el país.

Así lo anunció ayer, en conferencia de prensa, Marx Arriaga Navarro, responsable de la Dirección General de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura federal, en donde también presentó a José Mariano Leyva como el director de ambos recintos bibliográficos.

“Necesitamos una biblioteca que funcione como biblioteca central, como lo exige la Ley General de Bibliotecas. De poca utilidad es tener una Red Nacional de Bibliotecas de manera aislada y que nada tienen en común fuera de unas referencias bibliográficas y de servicios que ofrecen”, precisó Arriaga Navarro.

El funcionario explicó que para lograrlo se requiere más que un par de bibliotecas ejemplares como la México y la Vasconcelos.

“La Biblioteca de México tiene una estructura organizacional pertinente, pero sus programas pocas veces han superado los muros que la limitan. Mientras que la Vasconcelos luchaba por mostrarse ante el mundo como una de las bibliotecas más hermosas sin tener un organigrama de su personal claro, funcionaba con plazas prestadas por la Dirección General de Bibliotecas, una base mínima de trabajadores sindicalizados y un grupo de honorarios que se esforzaba por mostrar la cara ejemplar”, dijo.

El encargado de la Biblioteca Central, Mariano Leyva, detalló que la construcción de la Biblioteca Vasconcelos fue para desahogar espacio en la Biblioteca de México.

“La Vasconcelos tiene capacidad para 2 millones de libros y al día de hoy sólo tiene 600 mil. La Biblioteca de México le pega al millón y está comprometida en cuestión de espacio”, dijo.

El proyecto de la Biblioteca Vasconcelos, comentó, se inició alrededor de 2001 y originalmente la idea era que funcionara como una continuación de la Biblioteca de México principalmente por espacio.

“El espacio de la Biblioteca de México se iba llenando rápidamente y la idea era tener un contrapeso en la Vasconcelos con un repositorio que fuera más moderno que albergara a muchos más ejemplares”, señaló.

La impresión desde entonces fue que la Vasconcelos nunca terminó de ajustarse al proyecto original, agregó.

“Por eso se bautizó como un elefante blanco, porque justamente no estaba articulada con un programa de red de bibliotecas. Por ello, la Vasconcelos ha tenido seis directores en seis años. Es una biblioteca compleja y que había estado desprendida de su origen”, comentó.

Lo único que estamos haciendo, enfatizó Leyva,  “es retomar ese proyecto original intentándolo mejorar y lo lógico es adoptar las buenas acciones”.

Arriaga Navarro señaló que ambas bibliotecas serán una sola, una especializada en acervo antiguo (Biblioteca de México) y otra en acervo moderno (Biblioteca Vasconcelos).

Eso no significa que la personalidad de cada una desaparecerá, dijo. “Es sano que las dos bibliotecas sean un mismo concepto en dos edificios”.

El funcionario aseguró que las bibliotecas personales de escritores que existen en la Biblioteca de México no se alterarán, que cada una mantendrá sus actividades  y se seguirán adquiriendo acervos.

A la pregunta de cómo quedará el organigrama de la Biblioteca Central. Marx Arriaga respondió que será un solo director y que el actual organigrama de la de México se replicará en la Vasconcelos.

“El actual organigrama de la Vasconcelos será: un enlace con la Biblioteca de México, servicios bibliotecarios, promoción cultural y vamos a juntar en una misma a las personas de relaciones públicas y difusión. Cada uno de estos grupos tendrá un enlace con los homónimos que tengan en la Biblioteca de México”, indicó.

¿Qué pasará con la plaza de director de la Vasconcelos?, se le cuestionó. “La dirección de la México era una dirección de área, mientras que en la Vasconcelos era una dirección eventual. Lo que pensamos es que la dirección de área de la de México va a crecer en cuestión a su organigrama porque asume las dos sedes”, respondió.

Sobre el presupuesto indicó que no se dividirá, pero que sí dependerá de los proyectos que cada biblioteca proponga. “Tendremos que esperar”, dijo.

COLECCIONES. Marx Arriaga detalló que otra estrategia para la Red Nacional de Bibliotecas Públicas será abrir espacios cerrados. “Hoy las 7 mil 454 bibliotecas del país se podrían considerar como la red cultural más grande si no fuera porque en los sexenios anteriores se dieron a la tarea de olvidarse de ellas, de abandonarlas.  La gestión anterior nos entregó casi 600 bibliotecas cerradas y el número crece con el diagnóstico de campo que estamos realizando".

Además, señaló que la última gran dotación de libros que realizó el Estado fue cuando la Dirección General de Publicaciones editó los libros México Lee en 2012 y “con una carga ideológica”.

Ahora la Dirección General de Bibliotecas editará dos colecciones: una sobre lenguas nacionales y otra con Conafe.