En un año recibimos el mismo tanque, al menos dos veces le dieron brochazos de pintura para cubrir el óxido o abolladuras”, relata Antonio González, vecino de la colonia Jalatlaco, en Coacalco.

El cilindro es identificado porque “noté que el fierro en una de las agarraderas tenía un doblez en dirección a la válvula y lo rellené con plastilina con pintura negra. Una vez que se terminó este tanque, se lo llevaron, vacío. Hasta que dos meses después lo volvimos a recibir como reposición y con la misma plastilina”.

Antonio comenta que en las camionetas de redilas que venden los cilindros no aparece ninguna razón social de alguna empresa gasera. El joven expresó que en un año del primer retorno,  el tanque golpeado que marcó con plastilina les llegó al menos cinco veces, lapso en el que el cilindro había sido repintado en dos ocasiones, pero sin reparaciones mayores.

Una vez, la válvula de uno de los tanque presentó fuga. Se lo cambiaron, aunque otros vecinos se informaron de que se entregó a otra persona y durante al menos tres días se percibió un fuerte olor a gas.