Opinión

Vecindad difícil; ¿viaje, incómodo?

Vecindad difícil; ¿viaje, incómodo?

Vecindad difícil; ¿viaje, incómodo?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Esa prudencia la agradecemos sus lectores. Y como uno de ellos debo decir que el historiador que para mi mejor explica la relación asimétrica que tenemos con el vecino histórico, y que el presidente desde luego la conoce y bien, es Lorenzo Meyer.

Las relaciones que teje para darle nitidez a nuestro presente, lo coloca en posturas incómodas frente a otras explicaciones y explicadores, pero también lo sitúa en una posición de exclusión con el pensamiento o “narrativa” intelectual en la que visiblemente se está trabajando. Eso es un punto a su favor.

El hecho es que AMLO visitará a nuestros vecinos. Nuevamente fue con una mesa de debate en Julio Astillero en la que participaron Martha Zamarripa, Alberto Najar y Arturo Cano, en la que encontré un balance no estridente de la visita.

Procuraré un resumen apostillado del minuto 35:07 al 47:50 porque esa plática es un buen ejemplo condensador de todo lo relevante que se ha escrito o sugerido hasta el momento fuera de la estridencia bipolar. Para Martha Zamarripa es una buena noticia, aunque plagada de simbolismos incómodos como el vecino mismo y advertidos por algunos de sus colegas Alberto Najar, Arturo Cano y el propio Julio Astillero. Uno de ellos fue el destape de la noticia por Trump “sugiriendo” la visita de AMLO junto al muro, días después de que AMLO dijera no tener agendado un viajecito al otro lado. Se lo madrugó Trump (o pactaron el madruguete que sería peor). El hecho es que para buena parte de la mesa debería pensarse en la visita como un viaje, cuando menos, incómodo para el presidente de México que ciertamente ha ido muchas veces a Estados Unidos en calidad de candidato opositor. Parte de la agenda formal está relacionada con el TEMEC aspecto que más adelante abordó el canciller Ebrard en una mañanera.

Lo cierto es que más allá de que la mayoría de los medios irán por la foto, la frase o el tuit sensacionalista del republicano, el periodismo serio no debe perder de fondo la agenda y los cabildeos paralelos no sólo en torno al TEMEC, sino los establecidos con los demócratas, quienes, como prototípicos estadunidenses incluido Obama y desde luego Hillary Clinton, tampoco tienen amigos sino intereses. Lo demostraron Bill Clinton, Obama y desde luego Hillary. En este sentido Alberto Najar hizo un buen desmontaje del pensamiento que tienen muchos mexicanos de los demócratas a quienes solemos equiparar como los gringos buenos y políticamente correctos y a los republicanos, quienes están en otro nivel y son los bárbaros, algo así como la continuidad de los rángeres. Claro que no lo dijo así, pero advertí que sería una síntesis apostillada. En esos claridosos y agudos doce minutos de charla, hice acopio de un par de datos que desconocía y recobrados por esos amables, escribiría Doris Lessing, “guardianes de la memoria”, incómoda, añado yo: una fotografía tomada hace unos años de Zoe Robledo, Dolores Padierna y Mariana Gómez del Campo, cuando menos (aunque hablaron de una cuarteta) con un manifiesto apoyo a doña Hillary; portaban camisetas que mandó a confeccionar la cuñada del ex presidente amnésico y cuya esposa buscó y consiguió la foto con la demócrata.

El sistema político gringo es un bipartidismo de conveniencia, uno más racista en el discurso, pero ambos nocivos tanto para la comunidad afro y latino descendiente, como para los migrantes mismos y la población femenina de las mismas raíces.

Por otro lado, hay comentaristas en varios campos que sostienen que la condición terminal del globalismo financiero del viejo orden mundial, sostenido con respiradores artificiales desde antes de la pandemia, tiene a más demócratas en la línea de fuego que a republicanos. Lo dicen geopolíticos como el anatemizado Alfredo Jalife, o económicos como Max Keiser y Stacy Herber, de Keiser Report. Programa recuperable en youtube que recomiendo ampliamente.

Yo pienso que republicanos y demócratas son iguales y el Obama Gate ejemplifica la pus que emana de una elite dividida que controla al 1% de la economía estadunidense con sus purulentos satélites globales y bananeros. Algunos sostienen que ese escándalo es una carta que tiene Trump para asegurarse la presidencia.

En otros espacios se menciona la posibilidad de un anuncio espectacular que sirva a las coyunturas electorales que se viven en ambos países. Es posible, y para muchos deseable, pero soy escéptico.

A demócratas y republicanos les conviene negar el negociazo que representa para ellos el tráfico de drogas, les conviene que no se regularice el consumo de cannabis en nuestro país en un esquema no invasivo ni de capitalismo salvaje, y, creo, aunque también puedo equivocarme, que ya no les conviene tanto jugar al tráfico de armas porque el asunto de Rápido y Furioso no es más que parte de una infamante red que seguirá dando sorpresas selectivas pero calculadas. La idea del secretario narco de seguridad ciudadana mexica solitario es cada vez más ridícula y grotesca de los dos lados de la línea fronteriza.

AMLO también tiene cartas para jugar, habilidades diplomáticas por demostrar por si Trump se quiere meter el pie una vez más. Su visita es una visita de Estado en condiciones, como dijo Martha Zamarripa, que durante muchos sexenios antes no habíamos observado, en medio de la relación asimétrica diseccionada con habilidad quirúrgica por Lorenzo Meyer.

Twitter: @dgfuentess
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