Durante la Segunda Guerra Mundial, Venezuela llegó a situarse entre los cinco países más ricos del mundo y en los setenta, ochenta y noventa se mantuvo en la cabeza de las naciones más ricas de América Latina, gracias al boom petrolero.

Tras hacerse Nicolás Maduro con las riendas del régimen chavista, en 2013, la caída de Venezuela ha sido tan brutal que pasará a los anales de los mayores fiascos de la historia. Según publicó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI), de 2015 a 2019 Venezuela cayó 18 puestos en el PIB por habitante en la lista de países de Latinoamérica y el Caribe, hasta quedar la potencia petrolera mundial como el cuarto país más pobre, sólo por delante de Haití, Nicaragua y Honduras. Han superado a Venezuela países como El Salvador, Guatemala, Bolivia o la vecina Guyana, todos tradicionalmente mucho más pobres .

En 2005, el PIB por habitante en Venezuela era de 10 mil 568 dólares, por encima de la de México, que fue de 9 mil 674. Las economías de ambas naciones se situaban en el puesto medio de la tabla, ocupando los puestos 12 y 13 respectivamente. En 2019, el PIB por habitante de México es de 9 mil 807 dólares (cayó un puesto, hasta el 14), mientras que el de Venezuela fue de apenas 3 mil 374 dólares (cayó 18 puestos hasta el 30).

La absurda política de expropiaciones y nacionalizaciones, seguida de una agresiva política de control cambiario, arruinó la industria local y forzó al régimen a importar cada vez más productos, depreciando la moneda hasta caer en una espiral de hiperinflación, que el FMI calcula que cerrará 2019 en 10,000,000%, mientras que el PIB retrocederá un 25%. Para hacernos una idea del drama que está viviendo la población venezolana, si alguien hubiese cambiado 10 millones de dólares en bolívares en 2013 y hubiera conservado esos bolívares, ahora tendría apenas el equivalente a un centavo de dólar.