Luego del destape oficial de José Antonio Meade, como precandidato a la Presidencia de la República, el PRI inicia mal, lo anterior, porque en el tricolor aún creen en la vieja liturgia de placear a sus aspirantes ante la Confederación de Trabajadores de México (CTM) como si eso les diera una buena imagen o mejor aún, les redituara en los votos suficientes.

Lo cierto, es que muy al estilo del viejo PRI, ayer vimos a Meade Kuribreña, arrancar su precampaña con dos actos arcaicos intentando ganar el respaldo de los trabajadores y campesinos y que a decir de las imágenes sólo consiguió el espaldarazo de los dirigentes de estos sectores.

La candidatura de José Antonio Meade, deja ver una estrategia priista que obedece al temor que el partido en el poder le tiene al Frente Ciudadano por México toda vez que su precandidato, es alguien que no pertenece al PRI o por lo menos, no está afiliado pero ha sido parte dos gabinetes presidenciales, uno del PAN con Felipe Calderón y el actual de Enrique Peña Nieto, por lo que creen que eso, podría atraer votos de ambos partidos.

Con el destape de Meade, ya prácticamente tenemos dos nombres que aparecerán en las boletas electorales, pues el primero fue Andrés Manuel López Obrador y ninguno de ellos, debemos decirlo con todas sus letras, es producto de un proceso democrático pues en ambos, se impuso el dedazo.

Por ello digo que el PRI inicia mal su precampaña pues no sólo es la primera vez en su historia que las encuestas no lo favorecen, sino que además, la fidelidad a la vieja ceremonia de culto lo distancia de una buena imagen pues de acuerdo a estudios de opinión, el electorado ha evaluado mal la actual administración priista, colocándola como una de las peores en la última década.

José Antonio Meade, es una persona que ha dado muestras de poseer una gran inteligencia pues ha sido el actor intelectual de diversas políticas públicas tanto en desarrollo social como en la Cancillería y sobre todo, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) pero si realmente quiere tener un buen papel como candidato, el ex secretario de hacienda deberá distanciarse del actual régimen presidencialista toda vez que su candidatura, representa a la continuidad de las reformas estructurales y del mismo grupo político, factor clave ya que esto, podría sumarle adeptos pero también, restarle seguidores y lo que requiere son votos y no halagos de la CTM.

Sólo con dicho distanciamiento, el precandidato del PRI podría arrebatar sufragios al PAN y por ende al Frente Ciudadano, coalición que sin duda alguna, les cambió todo el tablero político y consecuencia de ello es la estrategia del partido en el poder, pero si mantiene su obediencia litúrgica, no conseguirá ganar el proceso electoral del 2018 ya que uno de los aprendizajes que nos dejaron las últimas elecciones, es que un partido por sí solo no puede ganar ni siquiera una presidencia municipal toda vez que el siguiente proceso electivo será uno de los ejercicios democráticos más reñidos de los que se tenga memoria, por lo que llama la atención que el PRI haya elegido a una figura apartidista y que obedece más a un candidato ciudadano o por lo menos que no surgido de sus filas como históricamente ha sucedido.

Y de Pilón:

Y hablando de reformas y datos históricos, es lamentable que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), durante su Informe de Perspectivas Económicas, además de pronosticar un menor ritmo de crecimiento para México en el 2018, recomendó a nuestro país, reducir la corrupción y mejorar la calidad de la educación, factor que nos da la razón justo cuando en la Sexagésima Segunda Legislatura de la Cámara de Diputados, asegurábamos que en muchas de las reformas estructurales no se requerían cambios a la Constitución sino únicamente a diversas leyes secundarias, como en el sector energético por poner un ejemplo, pues lejos de que las gasolinas bajen, como aseguraban aquellos spots con los que nos bombardearon por meses en radio y televisión, han ido en aumento constante.

*Militante del PRD