Cultura

Visita de Edén Pastora a Guadalajara

Fue uno de los héroes de la Revolución sandinista de 1979 y rompió con sus camaradas de armas al montar una campaña internacional de presión política

Che Guevara, el revolucionario argentino
Che Guevara, el revolucionario argentino Che Guevara, el revolucionario argentino (La Crónica de Hoy)

Edén Pastora, el legendario “Comandante Cero”, visitó de manera no oficial la ciudad de Guadalajara para reencontrarse con su familia. Su esposa e hijos residían en la capital jalisciense.

Transcurrieron ocho años desde aquel día en que el “Comandante Cero” depositó a sus seres queridos en la Perla Tapatía para remontarse, con sus guerrilleros, a las montañas de su querida Nicaragua, donde levantó una insurgencia que combatió hasta alcanzar la victoria sobre la dictadura de Anastasio Somoza.

Un mes antes de la inesperada visita de Edén Pastora, las armas sandinistas vencieron a Somoza. El dictador abandonó Nicaragua. Edén Pastora y los principales líderes de la insurgencia formaron un gobierno provisional al que denominó “Junta Reconstructiva de Nicaragua”. Los sandinistas pretendían unificarse y formar un partido político, el cual se constituyó e impuso en Nicaragua un régimen revolucionario de corte socialista, el cual perduró hasta que las reformas políticas y la apertura democrática llevaron a la presidencia a Julieta Chamorro.

La Federación de Estudiantes de Guadalajara recibió al “Comandante Cero”, quien, casi de incógnito y escoltado por una comitiva de estudiantes de la UdeG, paseó por las calles de la ciudad, cenó en el Parían de Tlaquepaque para finalmente reencontrarse en casa con su esposa Desira y sus hijos.

Aunque su estancia no se prolongó más de trece horas, el Comandante se dio tiempo para dialogar con los estudiantes de la federación y con los medios de comunicación, el tema obligado fue la nueva situación y el futura de Nicaragua. En sus declaraciones precisó que su país necesitaba de ayuda material, no sólo moral o publicitaria tanto de los Estados Unidos como de las naciones latinoamericanas para lograr su reconstrucción y levantar su economía.

Esperanzado en el futuro, afirmó que en su país el tiempo de las armas cesaba al triunfo de la revolución; los antiguos combatientes era ya dirigentes de un país en plena marcha hacía su reconstrucción y unificación. La guerrilla se transformaría, en breve, en un partido político; la nueva fuerza política, nacida en la lucha contra la tiranía, no impondría su voluntad, sino que convocaría a un plebiscito popular para que a través de él el pueblo decidiera el rumbo a seguir.

En aquella histórica ocasión, el “Comandante Cero” no dejó de reconocer la importancia del apoyó diplomático y moral brindado por el gobierno de México a la causa sandinista. Poco antes de la caída del dictador de Nicaragua, México rompió relaciones con el régimen somocista; la noticia, apuntó el comandante Pastora, la supe estando todavía en la montaña y me causó gran regocijo, pues me advertía que pronto triunfaríamos y que la decisión del gobierno mexicano nos acercaba a la victoria.

Antes de tomar su avión de regreso, el “Comandante Cero” dialogó amistosamente con estudiantes de la FEG; firmó algunos autógrafos y prometió que regresaría para asistir a una recepción que organizarían la Universidad y la Federación, instituciones que se solidarizaron con el Comandante y con su causa durante los años de lucha.

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