
Miles de visitantes acudieron al Panteón Civil de Dolores a visitar a sus muertos. En este lugar fue enterrado el exlíder y fundador del grupo delictivo La Unión de Tepito, Francisco Javier Hernández Gómez mejor conocido como Pancho Cayagua, su tumba fue visitada por decenas de curiosos.
Tal y como ocurrió el día del entierro del narcomenudista, la vibra en esa zona del cementerio fue pesada; los jóvenes con mariconeras llegaron a vigilar el lugar.
Las personas provenientes del “Barrio Bravo de Tepito” no pasaron desapercibidas entre la multitud que se dio cita en este campo santo para visitar a sus familiares ya fallecidos, portaban gorras, playeras negras o con el diseño de alguna marca de ropa, tenis y mariconeras; algunos incluso reproducían a gran volumen música desde su celular en su trayecto a la lápida de Pancho Cayagua.
A tan sólo unos pasos de la Rotonda de las Personas Ilustres en donde yacen los restos mortuorios de personas sobresalientes en la historia de México como Diego Rivera, Amado Nervo o Ricardo Flores Magón; decenas de tepiteños y curiosos prefieren ir a ver la pequeña capilla en la que descansa Francisco Javier Hernández Gómez, misma que resguardan como si se tratara de uno de los centros de distribución de droga de los que manejaba Cayagua.
“Qué quieres ver carnal”, gritan las personas que vigilan el sepulcro tratando de ahuyentar a los curiosos e intentando imponer las reglas del barrio en donde ellos mandan.
Las fotos están prohibidas y las personas que tengan a algún familiar enterrado en una tumba contigua prefieren no acercarse y esperar a que los que visitan al capo se retiren por miedo a que estos les hagan algo.
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