Cultura

Vivimos un momento muy polarizado; es difícil que se dialogue: Martínez Baracs

Lo que tenemos que buscar es que haya respeto por la verdad para tener una mínima oportunidad de solucionar las cosas, añade. El doctor en Historia ingresará a la Academia Mexicana de la Lengua.

Vivimos un momento muy polarizado; es difícil que se dialogue: Martínez Baracs

Vivimos un momento muy polarizado; es difícil que se dialogue: Martínez Baracs

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Con el nuevo gobierno vivimos un momento muy polarizado donde es difícil que se dialogue; no obstante, es importante que podamos hablar de manera respetuosa y rigurosa. De haber revisado la historia y ser conscientes de nuestro contexto, hubiéramos vislumbrado que no era el momento de tomar decisiones, sino de generar un gran diálogo nacional, señaló en entrevista el doctor en Historia, Rodrigo Martínez Baracs, quien ingresará el 25 de febrero como miembro de número a la Academia Mexicana de la Lengua.

“Más que actuar hay que pensar para saber qué vamos a hacer. Perdimos con un Presidente que ganó con un amplísimo margen, pero no se puede hacer nada por México inmediatamente porque estamos polarizados y se evita cualquier tipo de diálogo. Lo que tenemos que buscar es que haya respeto por la verdad y por el diálogo, para conocer la realidad y tener una mínima oportunidad de solucionar las cosas”.

Para los historiadores, añadió, nuestro dios es siempre la verdad de manera objetiva; en ese sentido, la Academia Mexicana de la Lengua y la Academia Mexicana de la Historia son vitales ya que trabajan con la lengua como elemento del diálogo y con la historia como instrumento para conocer la realidad y buscarla con absoluto respeto.

“En nuestro país, la historia es demasiado importante; sin embargo, tenemos una noción totalmente mitologizada de ella y cada vez más alejada de la realidad en un momento particularmente grave, ya que se están destruyendo aceleradamente los grandes patrimonios de la cultura indígena, así como la mestiza campesina, debido a la evolución de la economía.”

Vivimos una especie de crisis económica y cultural gravísima porque la gente que migra a la ciudad está perdiendo su cultura rural y no adquiere una cultura urbana verdaderamente rica, explicó. “Se están quedando sin absolutamente nada en un tiempo en el que todo se avale, hasta robar o matar, y la única forma de resolverlo es a través de la educación. La mayoría de los mexicanos ignoran su pasado indígena y lo ven como una rémora del pasado”.

“Éste es un proceso que vivimos desde que se empezó a despoblar el campo mexicano y no le encuentro solución, porque además seguimos empeñados en vender nuestros productos baratos, pagándole poco a los trabajadores, manteniéndoles pobres e incultos y sin que la educación vaya en contra de eso”.

INGRESO. El martes 25 de febrero se llevará a cabo la ceremonia de ingreso de Rodrigo Martínez Baracs en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, tras casi un año de haber sido electo por el pleno de la Academia Mexicana de la Lengua.

El también profesor-investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia será el quinto ocupante de la silla XXXIII, propuesto por Miguel León-Portilla, Asunción Hernández Triviño y Silvia Molina, desde la cual Martínez Baracs vinculará su labor como historiador con la búsqueda de compartir sus investigaciones de la manera más sencilla posible.

“Esa forma de escribir es muy particular de Joaquín García Icazbalceta, fundador de la Academia Mexicana de la Lengua, quien fue un escritor-editor, que no se sentía ni un gran escritor ni historiador, sino que decía estar haciendo su humilde trabajo de peón editando los documentos del siglo XVI necesarios para que llegue una mente superior a la de él y que realmente lograra escribir la historia”.

Por ello, Rodrigo Martínez Baracs reconoce tres elementos que son una constante en su trabajo inspirados por García Icazbalceta: “Buscar la verdad, expresarla de manera clara y dejar al a lector que juzgue por su cuenta leyendo los documentos del pasado, sin imponerle una noción de la verdad; Miguel León Portilla heredó eso y, por supuesto, mi padre José Luis Martínez”, de quien hablará en su discurso de ingreso.

“Mi padre siempre quiso ser maestro rural, decía: ‘¿para qué quiero ser escritor y hacer escritos muy refinados donde la mayoría de la gente no habla ni escribe ni lee’, por eso quiso ser maestro rural. No lo fue, pero se dio cuenta que tenía que escribir de la manera más clara, precisa y atractiva posible; por eso, en mi discurso de ingreso me dediqué a mi padre como editor, ese trabajo de poner los textos de nuestra literatura y cultura a disposición de la gente”.

En su labor tanto como historiador de la literatura como historiador a secas, por ejemplo, en los seis tomos de El mundo antiguo que ofreció a la Secretaría de Educación Pública, se ve el espíritu Vasconcelista que compartía con Alfonso Reyes y Jaime Torres Bodet, “de poner a la cultura y literatura en el primer plano de lo que el país necesita para salir de nuestros problemas”.

Por su padre, añade, se acercó a las cartas como documentos históricos con los que ha realizado libros como Cartas y memorias de Alonso de Zuazo, 1511-1539. “Las cartas son maravillosas porque le permiten al lector reconstruir su propia novela a través de ellas, así como de los diarios o los libros que estaban escribiendo”.

En los libros en los que establece una relación epistolar, Martínez Baracs destaca que las notas a pie de página se escriben pensando en quienes no conocen nada del autor. “En las notas no avanzo demasiado sobre los autores que va a hablar después, sólo hay que hablar de lo que hasta ese momento había escrito, es la ilusión de inmanencia”

Actualmente, Martínez Baracs se encuentra organizando el archivo de su padre y algunas cartas que se van a publicar, como las que mantuvo con Paco Peláez, Francisco Tario, el cuentista macabro de los años 50.

Apropósito de nuevas publicaciones, Baracs se encuentra trabajando en un libro sobre Michoacàn en el siglo XVI, que se titulará Frailes lingüistas, Obispos Utópicos, encomenderos corruptos o fraudulentos.

“Abarca el momento en que los frailes aprendieron las lenguas para cristianizar a los indios. En el siglo XVI y XVII vamos a tener vocabularios, gramáticas, libros de cristianización, pero también de historia escritos en náhuatl, maya, mixteco, zapoteco. Vamos a tener un conocimiento sobre esta riqueza de México que son sus lenguas”.