Opinión

¿Y el antídoto para el veneno neonazi?

¿Y el antídoto para el veneno neonazi?

¿Y el antídoto para el veneno neonazi?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Angela Merkel acierta en el diagnóstico al tratar de explicar qué llevó a un compatriota a abrir fuego contra los clientes de dos bares frecuentados por inmigrantes turcos. “El racismo es un veneno, el odio es un veneno”.

Vale. Eso ya lo sabemos, pero, la canciller alemana no respondió a la pregunta clave: ¿Y para cuándo el antídoto contra este veneno?

Desgraciadamente, la pregunta seguirá sin respuesta, mientras no haya forma de frenar en seco la propaganda de odio. No se trata solamente de combatir a los que difunden mensajes racistas o teorías conspirativas en internet o en las redes sociales, sino de evitar que queden impunes las mentiras y los ataques xenófobos de los políticos populistas, los periodistas y escritores, y los que usan los templos (ya sean iglesias, sinagogas o mezquitas) para inocular en los fieles el miedo “a los otros”.

Por tanto, la pregunta reformulada sería: ¿Se puede elaborar este antídoto, que habría impedido, por ejemplo, que un supremacista blanco cometiera la matanza de El Paso? Por supuesto que se podría. Bastaría con delimitar con más claridad el derecho a la libre expresión y el delito de la infamia. ¿Por qué debería quedar impune cuando el presidente Donald Trump dice que los mexicanos que cruzan la frontera son criminales, o peor aún, cuando retuitea la teoría conspirativa del Partido Nazi de EU sobre preparase para la guerra ante una invasión de hispanos para reconquistar Texas? De hecho, esto fue lo que dijo Patrick Crusius a los policías tras el tiroteo en el Wal Mart de El Paso: “Mi objetivo era matar cuantos mexicanos fuera posible, porque están invadiendo Texas, nuestra tierra”.

Si se ha avanzado mucho en la persecución y castigo a los pederastas en las redes ¿por qué no actuar con igual contundencia contra los que propagan ideas nazis, yihadistas o supremacistas, que inspiran a débiles mentales, como el noruego Anders Breibik, que en 2011 mató a 65 adolescentes?

Ayer, el vicecanciller alemán Olaf Shlolz declaró en medio de la conmoción por la matanza en dos bares turcos que “no podemos obviar el hecho de que hay terrorismo de ultraderecha en Alemania 75 años después de la dictadura nazi”.

Y esta es, en definitiva, la mayor tragedia a la que nos enfrentamos y explica en gran parte el resurgimiento del fascismo criminal: que el miedo, aunque sea infundado, es más poderoso que la memoria. De otra manera, no se entiende cómo un joven alemán, perfectamente consciente de los crímenes contra la humanidad que cometieron sus antepasados nazis, decidió abrazar esta ideología totalitaria y asesinar en su nombre.

Mientras se siga profanando el derecho a la libertad de expresión para difundir la propaganda del odio, poco importará que lo que alerten los libros de historia, y seguiremos lamentando nuevos ataques racistas.

fransink@outlook.com