Estoy viviendo la mejor etapa de mi carrera, atestiguando el progreso de mis exalumnos de doctorado. Hace dos semanas vi en el congreso americano de nefrología a Jessica Bahena quien hace el posdoctorado en la Universidad de Oregón en Portland y la semana pasada visité a Juan Pablo Arroyo en la Universidad de Vanderbilt en Nashville y a Mauricio Ostrosky que está en su último año del Fellow en nefrología en UT Southwestern en Dallas.
Jessica presentó en el congreso un trabajo espectacular en el que ha identificado heterogeneidad de las células del asa ascendente de Henle mediante secuenciación de RNA. Mauricio tiene resultados muy interesantes sobre el papel de ciertos RNAs pequeños (miRNA) en la fisiopatología de la enfermedad renal poliquística y Juan Pablo ha descubierto que la vasopresina que todos aprendimos que se produce en el cerebro, resulta que también se produce en el riñón y trabaja para entender la diferencia fisiológica entre la cerebral y la de origen renal. Ha publicado dos artículos en JCI Insight que, en ambos casos, merecieron la portada de la revista.
Eduardo Ríos después del doctorado hizo la residencia de medicina interna y nefrología en el Instituto y se ha convertido en un líder mundial en el uso de una tecnología conocida como POCUS (Point of Care Ultrasound), que permite estudiar el corazón y los vasos sanguíneos en la cama o consultorio, con lo que se personaliza el manejo del edema y/o la insuficiencia cardíaca. La semana pasada me enseñó el capítulo que escribió para la nueva edición del Brenner, el libro de texto de nefrología más importante en el mundo. Es el cuarto nefrólogo de México que ha escrito en ese libro y ciertamente el más joven.
María Castañeda, investigadora en el Instituto desde su regreso del posdoctorado en la Universidad de Yale, ha hecho una carrera ascendente, muy exitosa. De sus varias publicaciones originales sobre la regulación del transporte renal de sal, una del Kidney International, la revisa de mayor impacto en nefrología, mereció un editorial. Este año obtuvo un grant de la sociedad americana de nefrología, del programa Kidney Cure del cual, solo uno de los 20 aprobados fue para alguien fuera de USA. Además, un proyecto que sometió al National Institute of Health de los Estados Unidos hace unos meses obtuvo calificación de excelencia que le otorgará un donativo por cinco años.
María Chávez y Paola de los Heros después del posdoctorado en Francia y Escocia, respectivamente, regresaron como investigadoras del Instituto de Biomédicas y la Facultad de Medicina de la UNAM, en la unidad localizada en el Instituto Nacional de Cardiología. María ha desarrollado una línea sobre el control de la termogénesis en el hipotálamo por una de nuestras cinasas favoritas y otros temas relacionados con sistema nervioso y el riñón. Se hizo acreedora a un proyecto financiado por L’Oréal. Paola ha jugado un papel importante en la nueva licenciatura de ciencias forenses de la Facultad.
Erika Moreno, como investigadora en el Instituto, ha hecho aportaciones importantes sobre la relación estructura-función en el transportador de sal y Zesergio Melo, que vino de Colombia, ha desarrollado muy buena carrera como investigador en Guadalajara. Está ahorita en Francia en una estancia sabática. Silvana Bazúa terminó el posdoctorado en el Broad Institute del MIT/Harvard con un trabajo sobre la fisiopatología de la uromodulina como causante de enfermedad renal crónica que se publicará en el Journal of Clinical Investigation. Permanecerá como investigadora en el Broad y hemos iniciado un proyecto para encontrar causas hereditarias de enfermedad renal crónica en pacientes mexicanos.
Constatar que generaste nuevos científicos de calidad mundial que están desarrollando carreras de excelencia y van en camino de superarte, no tiene precio.
Dr. Gerardo Gamba
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e
Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM