Opinión

Construyendo la Paz: La Estrategia Nacional de Seguridad Pública 2024-2030

Omar García Harfuch

La reciente aprobación en el Senado de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública 2024-2030, con 105 votos a favor, 16 en contra y una abstención, representa un hito en el esfuerzo del Gobierno de México por consolidar un marco integral para garantizar la seguridad y la paz social.

El nuevo instrumento legal, define los ejes, objetivos y acciones estratégicas para los próximos años, busca atender las causas de la violencia, fortaleciendo instituciones como la Guardia Nacional, potenciar la inteligencia e investigación y fomentar la coordinación entre los tres órdenes de gobierno. Sin embargo, a pesar un ambicioso enfoque, la estrategia genera tanto expectativas como cuestionamientos que merecen un análisis constructivo.

Uno de los puntos más destacables del dictamen es su énfasis en abordar las causas estructurales de la delincuencia. La estrategia reconoce que la persecución del delito no es suficiente y apuesta por recuperar espacios públicos, ampliar oportunidades de desarrollo, educación y empleo, y fortalecer la cohesión social. Este enfoque, que prioriza a las poblaciones vulnerables, refleja un cambio de paradigma.

En ese tenor, la presidenta de la Comisión de Seguridad Pública, Jesús Lucía Trasviña, subrayó la importancia de la participación ciudadana y la colaboración entre autoridades y sociedad, un aspecto crucial para que la estrategia trascienda el papel y se traduzca en resultados tangibles.

La consolidación de la Guardia Nacional y el fortalecimiento de la inteligencia e investigación son otros pilares en el combate al crimen. La incorporación de nuevas tecnologías para anticipar y prevenir conductas delictivas y la desarticulación de grupos criminales refieren un avance significativo, especialmente en un contexto donde el crimen organizado ha demostrado gran capacidad de adaptación. Asimismo, la urgente coordinación absoluta en el Gabinete de Seguridad y con las entidades federativas busca superar las históricas fracturas entre niveles de gobierno, sin sobresaltos a la soberanía local y a los derechos humanos.

A pesar de ello, las críticas de la oposición, parecen subestimar los esfuerzos y avances que esta estrategia propone. Y aunque son importantes para el debate democrático, también es esencial reconocer los aspectos positivos y el potencial de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública para avanzar hacia una nación más estable y en paz.

En conclusión, ésta estrategia es un esfuerzo por construir una paz duradera en México, con un enfoque integral que combina prevención, investigación y coordinación. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad del gobierno para traducir sus ejes en acciones concretas, superar las carencias señaladas por la oposición y garantizar que la militarización no comprometa los derechos humanos ni la autonomía de las instituciones civiles. La participación de la sociedad y el fortalecimiento de las policías locales serán clave para que este documento no quede en buenas intenciones, sino que marque un verdadero punto de inflexión en la lucha por un México más seguro y justo.

Tendencias