Opinión

¿Por qué será que no les creo?

Animalidades

Hoy estaría celebrando sus 100 años de vida, claro, de no ser porque la muerte le pasó por arriba a principios del año 2008. Me refiero al reconocido dramaturgo Emilio Carballido, a quien conocí incidentalmente a causa de su gato MANEKE (o quizás MANEQUE), que siendo vecino de mis abuelos a cada que podía se fugaba de su casa para ir en busca de LA CHÍCHARA, la gatita de los yayas que prefería por sobre el romance estar echada junto al calentador. En esa época y estando yo muy niña, a cada rato se escuchaba un prudente toquido en la puerta del departamento y tan pronto se abría la puerta, entraba sin miramientos y angustiado aquel hombre flaquísimo que de inmediato se ponía de rodillas para buscar por debajo de cada mueble a su michi negrísimo y peludo, que solía pasarse por las terrazas que se comunicaban. En fin, que este aniversario me trajo recuerdos que creía sepultados y que hoy, dada LA FECHA, los comparto en este espacio más que nada buscando reanimar el alma.

Y es que lo sucedido el pasado martes no es para menos, al quedar clarísimo que cuando alguien va a por ti no cometerá equivocación ni aún teniendo todo en contra como fue el caso del sicario que ejecutó a dos jóvenes-sombra de Clara Brugada, Jefa de Gobierno de CdMx, y eso sin duda asusta partiendo de que hasta ahora el crimen organizado (CO) se había limitado más que nada al narcotráfico en la capital mexicana y por tanto sus asesinatos se solían relacionar con ello. Sin embargo, actualmente estamos viendo que no sólo está estirando sus tentáculos hacia territorio aparentemente vedado, sino que resulta enormemente preocupante que por propia voz del señor Ernesto Zazueta -i-nex-pli-ca-ble-men-te… ¿o si?... representante de la mayoría de los zoológicos, criaderos y acuarios del país mediante la Asociación Civil AZCARM- supimos que las amenazas criminales ya alcanzaron a la fauna silvestre cautiva o por lo menos a la que él tiene a cargo y que por ello hubo de mudarla a Mazatlán, Sinaloa, desde el lugar que dio por llamar Animal Protection Sanctuary Ostok, ubicado en Culiacán (mismo Estado); sitio, además, que por aproximadamente 4 años permaneció carente de la infraestructura adecuada para llevar a cabo rescates y rehabilitación y que aún así obtuvo autorización para operar, inaugurándose para recibir en principio al elefante asiático ROMAN, apodado Big Boy, y a los grandes felinos procedentes de Black Jaguar White Tiger que le tocaron en la repartición de esas pobres criaturas (más un burro que posteriormente llegó y a saber si a estas alturas, por falta de comida, ya se lo hayan almorzado los gatotes); animales que a la fecha resultaron sumar 700. Un titipuchal que, según, por amenazas del CO dejaron incluso de recibir agua y alimentos (“bajando incluso de peso”) puesto que cuidadores y médicos veterinarios ya no podían cruzar la ciudad para atenderlos, peeeero…

Eso no me suena acorde a lo que comúnmente se sabe de estas personas y que es que gustan muchísimo de “las fieras”, por lo que asumo que las amenazas más bien irían contra Zazueta, que astutamente las aprovechó para hacer más efectivo su negocio sin descararse ante sus fieles seguidores que lo tienen endiosado como rescatista, sin entender que lo de ese señor es un negocio de comercialización y tráfico de fauna silvestre, legal y se presupone, se dice y se rumora que también ilegal, lo que hasta el momento no se le ha podido acreditar puesto que no se trata de un pendejo. Lo raro en todo esto es que bajo amenaza certera curiosamente sólo se haya marchado a poco más de dos horas de distancia, lo que para cuestiones prácticas no le significaría nada a quien lo tiene en la mira. Aparte, dijo que este primer cambio le costó 3 millones de pesos, por lo que pregunto quién demonios lo patrocina o de dónde saca la billetiza de todo lo que hace, viaja y tiene. Lo cierto es que la movilización se dio para este 20 de mayo con los primeros 100 individuos, por supuesto los más grandes y atractivos (¿qué estarán padeciendo los que se quedaron y hasta cuándo?), bajo una bien organizada marcha (nada discreta para animales amenazados) y hasta con entusiasta recepción por parte de personal de Desarrollos El Encanto, zona de Mazatlán (donde recientemente se inauguró enorme acuario) que le proporcionó ¿generosamente? un aproximado de 50 hectáreas para albergar a los animales dentro de lo que según entiendo ya funciona como Ecoparque El Encanto con cebras, venados y otras especies y cuyo propietario, por lo visto riquérrimo, es el arquitecto Raúl Villavicencio. De verdad hay que estar ciego para no ver lo que… ¡úchala!, a falta de espacio más adelante continuaré con este asunto, ya que no quiero omitir un cariñoso saludo para uno de los lectores más asiduos de Crónica: don Jesús Falconi Oliva. ¡Gracias!

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