
Un grupo tenía el propósito de mostrar su poder y lo consiguió. Hizo gala de capacidad para reclutar profesionales, gente con preparación en cuestión de armas e investigaciones, acaso expolicías locales o foráneos. Previeron lo que las fuerzas del orden harían después de los disparos en calzada de Tlalpan. Se adelantaron a las acciones de la policía y de la fiscalía y ganaron, con ello, tiempo para el escape hacia los municipios del Edomex.
Tal vez no dejaron huellas dactilares, pero su modus operandi proporcionó muchos datos a los investigadores. Ahora los mandos del grupo criminal están tratando de borrar todas las pistas. Es probable que también borren del mapa al sicario principal, pues su foto ya comenzó a circular en medios nacionales. Buscarán silenciarlo de manera definitiva. La divisa es no dejar cabos sueltos.
Se desconoce hasta el momento el objetivo, pero el hecho es que el atentado ocasionó pesar y desconcierto. Duelo y confusión. Tristeza e indignación. Tal vez generar eso era precisamente el propósito. No hay que perder de vista que se trató de una puesta en escena. Disparar a esa hora de la mañana en esa avenida fue exponerse a una infinidad de variables, que incluso una célula criminal experimentada no controla. Incluyo la posibilidad, reconozco que remota, de que anduviera por ahí un policía con ganas de cumplir con su deber. Muchos lo han olvidado pero el operativo para asesinar a José Francisco Ruiz Massieu se descarriló porque un policía que andaba por ahí paró el alto a Daniel Aguilar, el asesino material que corría por la calle con una metralleta en la mano.
Se tomó el riesgo de perpetrar en ese sitio el doble asesinato para que el ruido de los disparos se escuchara por todo el país, incluso, ya lo vimos, fuera de las fronteras. El acomedido secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ya se dijo dispuesto a echarle la mano al gobierno de Sheinbaum. Conociéndolos hay que revisar si no quedó tirada, en el oscuro bajo puente, una credencial de la CIA, con ellos nunca se sabe.
Es por eso por lo que se dice que en realidad fue un mensaje, un grupo con el propósito de mostrar su poder y lo consiguió. El rasgo distintivo de las víctimas era su cercanía al ánimo de la Jefa de Gobierno. ¿Por qué ese grupo quería hacer una declaración letal? Porque alguien está afectando sus intereses. No hay más. Esto hará que el esclarecimiento total del doble asesinato mande una respuesta contundente a ese mensaje: El Estado no se doblega. En esas estamos en este fin de semana. Quedó sobre el asfalto el desafío de un grupo que piensa equivocadamente que puede atacar la oficina principal del Palacio del Ayuntamiento y salirse con la suya. El caso escaló en tiempo real a Palacio Nacional y a la embajada de EU. No hay manera de rehuir el duelo y tampoco hay permiso de fallar.
Glifos
La CNTE rebasó la línea roja. Se le pasó la mano. Boicotear el trabajo de la presidenta Sheinbaum fue un exceso. Lo fue porque después de eso no queda nada, excepto atentar contra la integridad de los servidores públicos, lo que ya está en el terreno criminal. No estoy a favor de la represión, ni nada por el estilo, pero las instituciones tienen que resguardarse porque su trabajo beneficia a todos. Lo malo con la permisividad extrema es que envía un mensaje siniestro. Si todo se vale nada tiene valor. Entre los mandos de la CNTE hay gente con luces, tienen una agenda política específica, es cierto, pero boicotear el trabajo de la presidenta fue un error, alguien tiene que asumir las consecuencias