Opinión

Al filo de la navaja, México cambia directriz soberana sobre energía

Foto: Archivo (La Crónica de Hoy)

No es una buena noticia que México siga importando gasolinas, tampoco es una buena noticia que nuestra plataforma de producción petrolera y, por lo tanto, de exportación se encuentre limitada en un momento en el cual el petróleo vuelve a cobrar protagonismo. Sin embargo, de esos hechos indiscutibles podemos destacar el cambio en el mandato constitucional y en la política energética para incrementar la soberanía y la rectoría del Estado mexicano en la política energética. En tiempos de conflictos bélicos, en los que le queda claro al mundo que la rectoría sobre el petróleo, el gas, las tierras raras y los recursos naturales, es clave, para México la contra reforma energética cobra cada día más sentido.

Ahora que el precio del petróleo, en medio del conflicto en Medio Oriente, tocó los niveles de 80 dólares, la presidenta Sheinbaum explicó que México parecería estar blindado con el suministro de energéticos porque, explicó, gran parte del petróleo que produce Pemex se utiliza para consumo nacional. Incluso, la mandataria recordó que la propiedad de la refinería Deer Park en Texas y el inicio de las operaciones de Dos Bocas, representan dos factores positivos en medio de esta coyuntura.

Sin embargo, los números nos permiten dimensionar las ventajas y desventajas. Es cierto que cada incremento en el precio del barril del petróleo representa para la Secretaría de Hacienda un nivel mayor en los ingresos contemplados en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Para 2025, el PEF estima que el precio del petróleo se ubicará en 58.5 dólares. Así que el incremento en el precio del petróleo hace que las arcas de las finanzas públicas facturen un poco más de recursos. La mala noticia es que también se incrementa el precio de la gasolina de importación. En la actualidad, por cada 1.6 barriles de gasolina que México importó, Pemex sólo produjo 1 barril, menos del 62%. ¿La razón? La capacidad de refinación aún resulta limitada. Por eso es indispensable la operación exitosa de Dos Bocas. Vale la pena, sin embargo, revisar el avance. De acuerdo con las cifras de importación de gasolina al cierre de 2019, la dependencia era mayor y superaba el 72%. Urge acelerar el paso y blindar a Pemex, la empresa del Estado que dirige Víctor Rodríguez Padilla y que ya ha pagado a sus proveedores poco más de 140,000 millones de pesos.

La transformación geopolítica que cambió los contrapesos energéticos.

A través de su plataforma Truth Social, Donald Trump aseguró: “¡Todos, mantengan los precios del petróleo bajos! ¡Estoy vigilando! Están cayendo en las manos del enemigo. ¡No lo hagan!

Trump, quien había logrado mantener a raya la inflación gracias a los menores precios de la energía en el mercado estadounidense, también ordenó – una vez más a través de un mensaje en redes sociales – que el Departamento de Energía acelere la perforación de pozos petroleros.

“¡Al Departamento de Energía: perfora, baby, perfora! ¡Y quiero decir AHORA!!”, dijo Trump.

De importador neto de combustibles, Estados Unidos se transformó en exportador de gas natural gracias a la agresiva campaña de perforación de gas natural a través de la tecnología conocida como fracking. Así obtuvo un nivel de exportaciones de combustibles inédito que, en el momento de las sanciones comerciales a Rusia tras la invasión a Ucrania, le permitió exportar gas y dieses a Europa.

Sin embargo, la producción de gas natural a través de fracking para obtener el llamado gas esquisto o Shale Gas, necesita un ambiente de precios del petróleo al alza para justificar los altos costos de producción. El diario The Wall Street Journal publicó este 23 de junio un artículo en el que destaca la importancia estratégica de la revolución del Shale Gas, del fracking para Estados Unidos. El columnista Spencer Jakab destacó que, en 2003, durante la guerra de Irak, 14 barriles al año era el nivel de las importaciones de petróleo per cápita de Estados Unidos. Gracias al fracking, explicó, Estados Unidos ahora tiene exportaciones netas de aproximadamente 2.5 barriles per cápita y es, además, el mayor vendedor mundial de gas natural licuado.

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