
El conflicto bélico, que ya cumple más de una semana entre Israel e Irán y al que el pasado sábado se sumó Estados Unidos, mantiene en vilo al mundo entero por las consecuencias que puede traer ante el incremento de las acciones destructivas hasta ahora desarrolladas.
Desde luego para el mundo es imperativo neutralizar o nulificar la capacidad del régimen Islámico Iraní, que según observadores internacionales estaba muy avanzado en la producción de armas nucleares. Al ser un país que mantiene y promueve a los principales grupos terroristas del mundo, Hamás y Hezbolá, lo deseable es quitarle esa capacidad para devolver la tranquilidad a la mayor parte de los países del mundo.
Aunque nadie puede asegurar que con este ataque de EU a los tres sitios nucleares más importantes de Irán, el régimen islámico renuncie por completo a continuar desarrollando armas nucleares, en un mundo donde sólo 9 países las poseen. El golpe dado a Irán lo deja en una posición de enorme desventaja, por lo que puede, para vengarse, impulsar el terrorismo ideológico, como ha sucedido en el pasado.
Por el momento, la posibilidad de una conflagración mayor es poco probable. Rusia y China, que en buena medida pueden considerarse aliados del régimen Iraní, no intervendrán, Rusia porque está ocupada con su guerra abusiva en contra de Ucrania y cuenta con cierto apoyo de Trump, que no está dispuesta a poner en riesgo. Y China porque es el principal dependiente del comercio mundial y del petróleo que transita por el estrecho de Ormuz localizado entre el golfo de Omán y el golfo Pérsico, por donde pasa el mayor volumen del petróleo que se produce en el medio oriente y que está bajo el control de Irán, Emiratos árabes y Omán.
De cerrarse este paso ante un conflicto más grande, el mundo entero, especialmente China, entraría en crisis por la escasez y alza del petróleo y el diésel. Por el estrecho pasan diariamente decenas de buques que cruzan esa vía marítima vital, que conecta a Europa y Asia y por donde transita más del 12% del comercio mundial. Así es que por el momento lo deseable es que Irán acepte sentarse a negociar una paz de largo plazo que le sirva para recuperarse de este enorme descalabro.
México, por su vocación pacifista, está muy bien que permanezca neutral ante este conflicto donde Cuba y Venezuela, considerados aliados del régimen islámico, ya condenaron a EU. La relación comercial de nuestro país con Israel e incluso con Irán es importante. Desde hace 25 años mantenemos un tratado comercial con Israel; el año pasado tuvimos un intercambio comercial de mil quinientos millones de dólares, al ser nuestro país un consumidor de teléfonos móviles, instrumentos tecnológicos médicos y circuitos integrados, así como proveeduría de maquinaria, tecnología y capitales que requerimos de Israel, lo que se pone en riesgo de prolongarse el conflicto. Además, en los últimos 24 años México ha recibido inversiones por más de 2 mil 400 millones de dólares del país de la Estrella de David y nosotros les vendemos equipos de cómputo por alrededor de 27 millones de dólares anuales.
A Irán le compramos en mucho menor escala que a Israel, sobre todo circuitos electrónicos integrados, el año pasado poco más de 3 millones de dólares y ellos el mismo año nos compraron 90 mil 100 dólares en crustáceos. Los montos son pequeños, pero la relación comercial ha sido amistosa, y que bueno porque con países como Irán es mejor mantener buena relación.
Con EU es necesario alinearnos, por la vecindad y la relación comercial tan importante que mantenemos con ellos, aparte de que por donde se le vea, la incursión decidida por Trump para destruir sus bases nucleares nos beneficia a todos como parte de la humanidad entera.
La diplomacia mexicana deberá ser clara en favor de la paz, sin hacer explícita ninguna desaprobación a la intervención estadounidense. La presidenta Sheinbaum ha dado muestra de sensatez y prudencia en la relación con Trump, y hasta ahora esa postura nos ha beneficiado.
@fer_martinezg