La diabetes mellitus tipo I es una enfermedad autoinmune en la que las células beta del páncreas, que son las que producen insulina, son destruidas por el sistema inmune. Ocurre en la infancia o adolescencia y el paciente se vuelve dependiente de insulina. El manejo no es fácil. Lograr un adecuado control de la glucosa es complicado, lo que pone en riesgo a los pacientes para el desarrollo de complicaciones crónicas a edad temprana. Dada la administración de insulina, los episodios de hipoglicemia (baja de glucosa) no son infrecuentes y pueden ser muy graves.
En una publicación de la semana pasada en el New England Journal of Medicine (DOI: 10.1056/NEJMoa2506549) se revelan los primeros resultados de lo que con el tiempo podría convertirse en una terapia que ayude a resolver el problema. Se trata de un estudio fase 1-2 en el que células madre inducidas a convertirse en células beta del páncreas, fueron infundidas por la vena porta con la idea de que se implanten en el hígado y funcionen.
Fueron incluidos pacientes con diabetes tipo I con dependencia de insulina cuando menos en los últimos cinco años, que tuvieran al menos dos episodios de hipoglicemia grave en el último año, definida como glucosa menor a 54 kg/dl o bien, que requirieron asistencia de emergencia y el cuadro mejoró claramente con la administración de glucosa oral o intravenosa.
La población de estudio fue de 14 pacientes con edad promedio de 42 años. Catorce eran de raza blanca y cuatro mujeres. El promedio de años con diabetes era de 22, con límites de 7.8 a 47. Todos utilizaban insulina y tenían hemoglobina glicosilada arriba del 7 % y con un promedio de 2.7 cuadros de hipoglicemia grave por año.
El trasplante fue con células madre alogénicas diferenciadas hacia células beta de páncreas con capacidad de secretar insulina. Como eran células alogénicas, se requirió de inmunosupresión para evitar el rechazo. Las células se administraron por infusión directamente en la vena porta que va hacia el hígado. Diarrea, cefalea y vómito fueron los efectos adversos más frecuentes, pero ninguno de gravedad. Dos pacientes fallecieron, uno a los 19.5 meses por una infección oportunista grave debido a la inmunosupresión y otro por una demencia progresiva debido a un problema neurocognitivo, consecuencia de un traumatismo años antes del estudio.
En doce pacientes que han completado al menos 365 días de seguimiento el control de la diabetes ha sido excelente, con hemoglobina glucosilada menor de 7% en todos y sin ningún evento de hipoglicemia. La glucosa sérica y la curva de tolerancia a la glucosa se normalizaron en los 12 pacientes y así permanecieron. Simultáneamente, el péptido C (un marcador de la secreción de insulina), de ser indetectable previo a la infusión de las células, aumentó progresivamente hasta alcanzar niveles normales a partir de los 180 días de la infusión. Diez de los doce pacientes dejaron de utilizar insulina y en los otros dos las dosis habituales se redujeron en 72 y 36 %.
Este es un estudio pequeño y de fase 1-2. Todavía falta mucho por hacer. Pero, lo importante es que muestra que las células madre derivadas a células de islote pancreático se pueden administrar, se implantan adecuadamente y funcionan. Un problema de la terapia es la necesidad de inmunosupresión debido a que son células madre de otra persona, pero se contempla la posibilidad en el futuro de una terapia personalizada en la que se puedan derivar células madre de cada individuo a células de islote y así no requerir de inmunosupresión.