Opinión

Religión y Tecnofeudalismo

Primera misa de León XIV Ataviado con ornamentos blancos y dorados de diseño sobrio, el nuevo papa aseguró que buscará ejercer su pontificado como “administrador fiel” del conjunto de la Iglesia y planteó un modelo pastoral sensible a los desafíos contemporáneos. (@CatholicSat)

¿Tiene usted una fe religiosa? ¿Sí? Pues al Tecnofeudalismo no le gusta.

Más allá de las convicciones personales, la religión ha jugado un papel tanto en lo económico como en lo político y social. En la época feudal, cumplía una función esencial: al mostrar este mundo como el paso necesario para llegar al destino eterno, que dependía de la conducta que se guardara en la tierra.

La conducta deseable era el respeto a la jerarquía, la sumisión absoluta a la autoridad. Así, al enseñar que este era un “valle de lágrimas” al que veníamos a sufrir para ganarnos una eternidad dichosa, la iglesia abogaba a favor de la estabilidad política. Por esta y otras razones, el poder político requería a la Iglesia, por más que su relación fuera conflictiva.

Lo dijo Maquiavelo, en su libro “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, al comparar los valores de la antigüedad con los del cristianismo:

“Meditando en qué consiste que los pueblos antiguos fueran más amantes de la libertad que los actuales, creo procede del mismo motivo que hace ahora a los hombres menos fuertes, cuál es la diferencia de educación, fundada en la diferencia de religión. Enseñando la nuestra, la verdad y el verdadero camino, hace que se tengan en poco las honras de este mundo; pero los gentiles, estimándolas y considerándolas como el verdadero bien, aspiraban a ellas con mayor vigor y energía.”

La Revolución francesa fue un movimiento burgués que, al acabar con los resabios del feudalismo, barrió también con la relación entre la política y la Iglesia. Ya no se requería a la última como elemento de moderación social, de hecho, con la pluralidad de las iglesias, la fe se había convertido en un tema de confrontación. Al dejar el tema de la convicción religiosa en la conciencia individual, se elimina la necesidad de invertir recursos en el sostenimiento de una fe que unifica. Entonces el “espíritu nacional”, tan querido por el romanticismo, se convierte en la nueva narrativa que une, a partir de la idea del Estado.

Sin embargo, las iglesias sí cumplen una labor relevante en términos sociales, en cuanto se encomienda a la “caridad cristiana” la atención de los pobres y desvalidos, ocultando la responsabilidad social de las nuevas riquezas hijas de la Revolución Industrial.

Los regímenes comunistas combatieron a las religiones, pero cuando las sujetaron al Estado totalitario, renunciaron a desaparecerlas, contentándose con supervisar y controlar a las jerarquías eclesiásticas, incluso el régimen soviético logró un arreglo con la iglesia ortodoxa.

En el naciente régimen tecnofeudal, ¿qué papel juega la religión? Ninguno, y de hecho le estorba.

Como he expuesto en columnas anteriores, en el Tecnofeudalismo las personas nos convertimos en usuarios, nuestros derechos en bienes (de los que se nos despoja), y la realidad se sustituye por lo digital.

Un elemento indispensable de la economía tecnofeudal es el acceso a la información de las personas, para utilizarla en la venta de ser vicios y productos, para lograrlo, requiere que bajemos en nuestros teléfonos diversas aplicaciones, que se vuelven no sólo herramientas de trabajo, sino el espacio fundamental para relacionarnos, divertirnos, informarnos, etc.

La respuesta que nos brindan es inmediata, adictiva.

¿Qué papel juega entonces la religión? Me preguntará usted porque parece que me he alejado de la respuesta, que es: ninguna. Pero, además, estorba, porque da la idea de un mundo -bueno o malo, eso no es relevante- posterior al terrestre, nos habla de una responsabilidad de la que depende la vida eterna, se opone a una ética de la satisfacción inmediata, la que constituye la base del mundo tecnofeudal.

¿Para qué esperar a un mundo futuro, si con una aplicación ya tengo la satisfacción instantánea para mis apetitos más instantáneos?

Por eso se entiende que el papa León XIV se preocupe por la Inteligencia Artificial, que es la manifestación más evidente del Tecnofeudalismo, régimen económico y político que no solo es enemigo de una Iglesia, sino de la idea misma de la fe.

Todas las confesiones religiosas harían bien en ocuparse de este asunto.

Tendencias