Opinión

Hasta la vista, Tuta

Detienen a presunto narcotraficante en el AICM
Tuta Extraditado a EU (La Crónica de Hoy)

Todavía circulan por ahí videos en los que, Servando González, La Tuta, está en una plaza pública de Apatzingán, Michoacán, rodeado de mujeres y niños a los que regala dinero; no pocos, en agradecimiento, le besaban la mano. Para que nadie se equivoque la Tuta va armado, con el revolver en la cintura, como en el viejo oeste. También se puede ver otro video en el que aparece cheleando con uno de los hijos del entonces gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo. Un mandatario omiso, ausente, enfermo. La Tuta era en esos años el hombre más poderoso del estado.

Su ego era casi tan grande como su crueldad. Le encantaba que las cámaras lo siguieran, era ducho para ganarse el apoyo de la gente que se acercaba a él para pedirle dinero, se los daba siempre y cuando hubiera una cámara que captara el momento. Logró conformar así una amplia base social. Antes de ser mafioso, Servando fue maestro normalista y todavía aparecía en las nóminas de la SEP siendo jefe criminal. Es un caso raro porque no arrancó su carrera criminal de chamaco, sino ya grande, de 35 años.

Su mente fantasiosa y disparatada se expresa de forma nítida por el hecho de haber bautizado a su grupo criminal como Los Caballeros Templarios, que fue una orden paramilitar francesa que participó en las cruzadas. La verdad es que los sicarios de la Tuta no eran ni caballeros ni templarios, no eran soldados sagrados, eran simples delincuentes en busca de dinero y poder.

Los que saben dicen que Los Caballeros Templarios se originaron en el Cartel del Milenio de los hermanos Valencia, especialistas en el negocio de las metanfetaminas, y que fueron absorbidos por la Familia Michoacán que a su vez sufrió una escisión de la que surgieron los Templarios que llegaron a ser el poder real en casi 30 municipios de Michoacán, con mil quinientos hombres armados. Las policías de esos municipios, sobra decirlo, estaban en su nómina.

Servando abandonó las aulas una vez que conoció a Nazario Moreno, “El más Loco”, un apodo que le quedaba como anillo al dedo. Nazario era un hombre que se sentía tocado por Dios por eso usaba toda esa parafernalia religiosa en su vida criminal. Jalaba el gatillo rezando. Fue un niño pobre que resolvió volverse rico como fuera y encontró su vocación en el tráfico de marihuana michoacana. Pasó un tiempo detenido en Estados Unidos y regresó al país con ganas de volverse rico en Tierra Caliente.

Reclutó para la Familia Michoacana a mucha gente, entre ellos a Servando González que fue de sus alumnos más avispados. La Tuta resolvió que su principal ingreso sería la extorsión y el pago de piso entre productores agrícolas de Michoacán, limoneros y productores de aguate fueron su blanco preferido, con el tiempo la extorsión se extendió a todas las actividades económicas. Hartos de los abusos esos productores resolvieron crear, en el sexenio de Peña Nieto, los grupos de autodefensa. Comenzó entonces una suerte de guerra civil en la entidad. El gobierno de Peña con tal de eliminar a los Caballeros Templarios apoyó a los grupos de autodefensa. Lo cierto es que en efecto los Caballeros recibieron golpes contundentes que los sacaron de la jugada, pero pronto se descubrió que muchos de los auto densas eran en realidad sicarios del CJNG que salió ganando.

La Tuta fue detenido en el 2015 en Morelia, después de varios meses de andar a salto de mataen una zona de cuevas de Tierra Caliente. Hombre de medios, en una de tantas entrevistas que concedió dijo que él se concretó a llenar los vacíos de poder en Michoacán, cuya fragilidad institucional era de todos conocida. La Tuta fue parte del paquete de jefes narcos que fueron entregados a los Estados Unidos.

jasaicamacho@yahoo.com

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