
Me atrevería a decir que se trata de una foto histórica. El líder chino, Xi Jinping, sube una pequeña pendiente flanqueado por el ruso Vladimir Putin y por Kim-Jong de Corea del Norte. Vienen de presenciar un desfile militar en el que el Ejército Popular de Liberación de China que tiene, dicen, más de 1.5 millones de soldados, dio una pequeña muestra de su poderío y disciplina.
Los tres países representados tienen bombas nucleares, y según se vio están listos para desafiar al mundo no solo con su fuerza militar sino también porque China es la principal potencia comercial del planeta. Putin ha aceptado que China tiene por ahora la voz de mando y el coreano Kim depende íntegramente del respaldo chino para seguir al frente de Corea del Norte, es su marioneta. Analistas agregan a este grupo a la India, que ya es el país más poblado del mundo y también una potencia mundial.
Las democracias occidentales mientras tanto están absortas en sus ombligos, divagando sobre problemas existenciales y cada día pierden terreno comercial y militar frente a las potencias de Asia, que por si fuera poco no tienen que lidiar con ese dolor de cabeza que es la democracia para los tiranos.
¿Los líderes occidentales estarán leyendo bien lo que está ocurriendo en Asia? No parece. La Casa Blanca incluso se empeña en debilitar su relación con sus socios comerciales más cercanos, lo que visto desde una perspectiva global es un disparo en el pie. Actuando como un bloque compacto, Canadá, Estados Unidos y México pueden ser competitivos y dar una decorosa batalla económica, pero enemistados no servirán ni para aperitivo del banquete oriental. Es algo obvio, qué raro que los líderes no actúen en consecuencia.
Trump nunca será un estratega mundial, tiene buenos instintos para el jaloneo interno, eso está claro, pero de seguro en las fuerzas armadas y en las grandes universidades americanas hay mucha gente instruida que lo podría ilustrar, pero Donald trae pleito con la inteligencia, considera a las universidades bastiones enemigos. No es raro que entre los grupos que lo apoyan haya gente que asegure que la tierra es plana, que el universo de creó en una semana, que la evolución no existe y que las vacunas son un peligro para el mundo. Trump está mil millas por debajo de Xi Jimping y cada vez se nota más.
El T-MEC es la mejor herramienta que tienen los países de América del Norte para no perder su lugar en el concierto de las naciones. Entre los tres pueden superar flancos débiles desde los microprocesadores hasta el cultivo de trigo, pero si en lugar de articularse mejor Trump insulta a cada rato a canadienses y mexicanos pronto estaremos en ligas menores. Mientras Trump esté a cargo de los controles en la Casa Blanca no habrá cambios. El magnate estará el tiempo que le quede en lo suyo, ganándose el aplauso fácil de sus seguidores apareciendo como el gorila lomo plateado que manda en la jungla.
Durante la semana Trump estuvo varios días lejos de los reflectores y corrió el rumor de que había muerto. Es un señor de casi 80 años con una salud deteriorada, de modo que el rumor cayó en terreno fértil. En caso de no pueda seguir en el cargo tomaría su lugar JD Vance, el vicepresidente que es un abogado egresado de Yale, que no es poca cosa. Su esposa Usha, abogada también de ascendencia hindú, era la estudiante más destacada de su generación en Yale. Hemos conocido políticos con entorchados académicos que resultaron pésimos servidores públicos, eso no garantiza nada, pero tal vez ambos tengan la formación intelectual para comprender el salvaje mundo que nos toca vivir con personajes como como Xi Jimping y Putin tomando las riendas.