Opinión

“Las políticas de Trump en comercio y seguridad internacionales están acercando al mundo a la cima de la incertidumbre”: Graham Allison

Mezquindades

¿Cómo es que alguien puede proponer hacer un país grande otra vez y emprender acciones de enriquecimiento personal y familiar?¿Cómo es que se puede ser antisemita por criticar el genocidio palestino? ¿Por qué se puede mentir y tergiversar sin importar la verdad y ni siquiera avergonzarse? ¿Por qué procurar la igualdad y la justicia social te hace un zurdo de mierda? ¿Denunciar los abusos políticos, económicos y sociales es populismo? ¿Cómo puede aspirar a ser reconocido como un pacificador alentando conflictos o vendiendo armas? Estas y otras preguntas surgen alrededor de los tiempos contemporáneos en los que se argumenta que la polarización dentro y fuera de las sociedades es uno de los rasgos principales en una época de aparentes cambios.

Puede ser sin duda, pero queda la impresión de que más bien se trata de mezquindades por encima de un pretendido fenómeno de enfrentamiento extremo de opiniones, que permite o alienta justamente la tergiversación o el falseamiento de los hechos y de la verdad misma. No importa qué opines, estás de mi lado o en mi contra. Hay quien ha llegado a sostener que la verdad no importa sino las narrativas. Un exceso por donde se le vea.

Entre muchos ejemplos posibles, cabría preguntarse qué sucedería con un país que no fuera considerado una democracia consolidada, en el que un presidente gobernara por decretos, sin consultar al congreso, sacando al ejército a las calles para supuestamente combatir el crimen, censurar universidades y en general la libertad de expresión bajo el argumento de que no pueden ir en contra de los valores del país, lo mismo con ciertos medios informativos y periodistas que no consienten o critican el ejercicio de ese tipo de poder.

Es fácil suponer que ese país además de ser tachado de autoritario y populista, recibiría toda clase de críticas y presiones para alentar y conseguir un cambio de régimen. Desde luego si eso sucede en países fuera de esa especie de selecto grupo, sus mandatarios serían al menos considerados una especie de dictaduras bananeras, y desde luego nadie llamaría a ese dirigente “Daddy” (papi) como vergonzosamente sucedió hace meses entre un dirigente de una organización internacional del llamado mundo occidental y el mandatario norteamericano para referirse a su benevolencia en el trato a otros países y dirigentes. Casi que podría decirse como en antaño: el mundo al revés.

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Disruptor Donald Trump reacciona tras llamarle "daddy" el jefe de la OTAN, Mark Rutte (EFE)

Apunta con ironía Graham Allison que suele consolarse creyendo que Dios cuida de los borrachos, los niños y de Estados Unidos, y piensa que de algún modo algo bueno puede salir del caos actual. En la entrevista que le realizó John Mecklin, Graham, quien es un reputado analista que ha sido asesor en los departamentos de Estado y de Defensa (ahora de Guerra) y en la CIA, analiza las vicisitudes de las políticas de la nueva administración estadounidense en materia de comercio y seguridad internacionales. Señala que el mundo se está acercando a la cima de la incertidumbre (“Harvard´s Graham Allison on the second Trump administration and the international security order”;, Bulletin of the Atomic Scientists, 4sep2025, connect.thebulletin.org).

Graham observa que este septiembre se cumplen 80 años de la rendición de Japón y de que el orden internacional de la segunda postguerra mundial ha conseguido evitar una tercera guerra mundial, justo lo que se propuso hacer en ese entonces hacia futuro. Anota que una tercera guerra mundial con armas nucleares sería en efecto la última en la historia de la humanidad. Desde luego este orden es frágil, pero siendo octogenario requiere de revitalización para su sostenimiento.

El profesor Allison dice que puede hablarse en términos similares del régimen de no proliferación nuclear, que ha mostrado su fragilidad más recientemente con la guerra en Ucrania y con lo que ha sucedido con Irán.

Con la llegada del gran disruptor a la presidencia del país norteamericano, el esquema basado en alianzas institucionales que prevengan una nueva y devastadora guerra de potencias ha sido llevado a límites preocupantes, ya que mantiene una visión de que el país ha sido saqueado, abusado y desfalcado por esos llamados aliados durante años. Desde la perspectiva de Graham ello está generando que los países considerados aliados y que siempre mantuvieron una postura proestadounidense pudieran estar haciéndose la pregunta de si para mantener su propia seguridad debían recurrir a la posesión de armas nucleares para contar con los elementos necesarios de disuasión y seguridad. De manera que el país que había sido la fuente de estabilidad, predictibilidad y credibilidad estaría enviando señales de querer transformarse justo en lo contrario.

Y eso es solo una probadita de la polarización con sabor a mezquindades. Volveremos al tema. (gpordorica@gmail.com)

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