Opinión

Cultura de paz en la UNAM

UNAM, Ciudad Universitaria
Ciudad Universitaria Ciudad Universitaria (Cuartoscuro)

El día de hoy, con la inauguración por parte del Rector Leonardo Lomelí Vanegas, inicia la Primera Semana Nacional de Cultura de Paz en la Universidad Nacional Autónoma de México. Este encuentro académico y social en el que se reflexionará sobre la construcción de la paz a partir de ocho paneles y tres conferencias, ha sido precedido por la creación del Programa Universitario sobre Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias (PUCPAZ), así como la organización de una diversidad de actividades culturales, recreativas, artísticas y deportivas, que muestran el carácter esencial de la paz en la vida de la comunidad universitaria y, principalmente, el compromiso de la Universidad para aportar con análisis, propuestas y alternativas que sirvan a la conformación de escenarios internos, locales, nacionales, regionales e internacionales en los que impere la tolerancia, el respeto, el diálogo, la verdad y la justicia como ingredientes para erradicar las distintas formas de violencias que azotan a las sociedades.

De todas las acciones que hasta ahora se han realizado, destaco tres que me parecen grandes aciertos. Primero, la voluntad de las autoridades universitarias para crear un Programa Universitario de la naturaleza del PUCPAZ. A la Universidad y al mundo de la educación superior le urgía una iniciativa de este calado en la que se generen propuestas para los entornos educativos y que nutra la discusión nacional. Segundo, la designación de Leticia Cano Soriano al frente del PUCPAZ. Por su trayectoria académica, experiencia territorial, sensibilidad social y cercanía con la realidad, Leticia es, sin duda alguna, uno de los activos universitarios más valiosos y un acierto absoluto para conducir los trabajos de la Universidad en esta materia. Tercero, la organización del Primer Festival Cultura de Paz en la UNAM, Cultivando paz en Comunidad. La paz solo puede construirse cuando todas las personas involucradas en los mismos entornos y contextos participan con ideas, propuestas y acciones, y ello se logró con este evento comunitario al que acudieron integrantes de todos los sectores de la Universidad.

Por lo que toca a la Primera Semana Nacional de Cultura de Paz, coordinada por Néstor Martínez Cristo, esta reúne a una pléyade de personajes de los mundos académico, cultural, social y científico, entre los que destacan nombres como Rigoberta Menchú, Juan Manuel Santos, Olimpia Coral, Dag Nylander, Mariclaire Acosta, Javier Sicilia, Gabriela Warkentin, Diego Valadés, María Elena Medina Mora, Jacobo Dayán, Eufrosina Cruz, Manuel Suárez Lastra y otros tantos tan destacados como los anteriores. Lo variopinto de la convocatoria sería, por sí, motivo suficiente para alegrarse por la diversidad de visiones y capacidad de convocatoria que caben y se recrean en la discusión y el análisis en la Universidad Nacional. Sin embargo, lo que más anima es el último punto del programa, en el que se anticipa que la Universidad Nacional Autónoma de México y las instancias co-convocantes emitirán la Declaración de la Primera Semana Nacional de Cultura de Paz como resultado de la reflexión aguda de los participantes y, sobre todo, como compromiso del papel que asumen en la búsqueda de espacios en los que las distintas formas de violencia – con sus causas, derivaciones y consecuencias – no tengan cabida.

Una de las mayores crisis por las que atraviesa nuestro país y que mantiene asoladas a muchas comunidades, es la de la violencia y la inseguridad. En espacios como estos, la paz solo puede recuperarse con acciones concretas, realistas y decididas que se alejen de los discursos artificiales que carecen de la empatía que solo se obtiene conociendo, asumiendo y enfrentando la realidad. El mundo, en general, y de manera particular algunas regiones en prácticamente todos los continentes, enfrentan esta misma problemática. Ahí están los casos de Ucrania, Palestina, Venezuela y muchos más. Las causas y razones, si bien son distintas en cada caso, derivan en lo mismo: ausencia de paz, exceso de violencia y nulidad de voluntad verdadera para enfrentar la realidad.

Bien por la UNAM y por el Rector Leonardo Lomelí, quienes vuelven a colocar a la Universidad de la Nación como un faro que ilumina los mares turbulentos cuyas agrestes olas azotan a nuestros tiempos. ¡Goya!

Profesor y titular de la DGACO, UNAM

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com

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