Opinión

Concordia y grito solidario

Explosión de pipa en Iztapalapa
Explosión de pipa en Iztapalapa Un bombero de la capital intenta enfriar el contenedor de la pipa de gas que se volcó la tarde de este miércoles. (Cuartoscuro)

La recta pipa golpea con el muro en la curva. Geométricamente, constituye con ella un punto tangencial de círculo con la raya. Simultánea y velozmente con la caída del vehículo y el choque en el pavimento, se abre la inicial fractura de 42 centímetros por donde se fuga la nube de gas. Incendiada, estallará muy gravemente la vida de al menos 68 hogares, cuyos integrantes con más grave impacto fueron internados.

En el hospital ISSSTE de Zaragoza un joven se arroja llorando a los brazos de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, quien lo acoge como a los demás familiares de los otros tres hospitales visitados. Seriedad solemne interrumpida por lágrimas. Sollozos conformes el detalle de cada historia da salida provisional al dolor.

Por primera vez, una tragedia de origen privado tiene esta magnitud de solidaridad pública en la capital nacional. El gobierno ofrece ayuda y acompañamiento. Un enlace personal de las instituciones, ayuda económica, comidas, carpas, establecimiento provisional para quedarse la noche dentro del mar de apoyo espontáneo y de origen popular para compensar el aire de fuego que inundó vías respiratorias, destrozó músculos, dañó pulmones y riñones después de desintegrar la piel de al menos 30 pacientes en estado crítico.

Las quemaduras constituyen médicamente “la catástrofe más grave”, comenta el director del Instituto Nacional de Rehabilitación, el doctor Carlos Pineda Villaseñor, mientras otros de sus colaboradores ilustran la gravedad del evento. “Nunca había conocido de un gran quemado, como les llamamos a quienes tienen más de 80 por ciento de daño, ahora hasta con el 100 por ciento de la piel”. Un lamentablemente fallecido “con zapatos y ropa fue consumido hasta en las plantas del pie” en unos segundos.

Brugada y su equipo de gobierno escuchan a las familias y ofrecen respaldo específico en coordinación con el gobierno del Estado de México, donde se hallan 24 de los 68 hospitalizados más graves. La cuestión central es la atención en los siguientes meses y años. La Fiscal General de Justicia, Bertha Alcalde, acompaña para detallar disposición de asesoría “para que se haga justicia” mientras reitera la invitación a los más escépticos a modo de visitar la zona y confirmar lo evidente por las fotos disponibles: “no hay ningún bache, ni ninguna repavimentación que recientemente tapara alguno”. La oposición en su ardor conspirativo.

Esta vez los peritajes fueron inmediatos, el acompañamiento gubernamental se desplegó con rapidez y las familias encontraron, además del duelo, un cauce de atención y justicia. Los familiares agradecen y califican entre lágrimas la desgracia. Arrebató la antigua vida y dejará una marca permanente en las existencias colectivas.

Brugada, inundados y enrojecidos los ojos por momentos, dice a los periodistas en el hospital Zaragoza, en alusión a algunas voces desatadas, sobre todo en redes: “parecieron buscar donde no” en alusión a la oscura historia de “un bache”. Propone una reposición integral del daño y visitar la zona para comprobar por uno mismo. Las tragedias son también campos de disputa política.

La empresa SILZA, propietaria de la pipa, compareció. Pendiente la historia del chofer y su culpa dolosa y de la empresa por jornadas, salarios, sobrecargas, reclutamiento. Alicia, la heroína abuela quien cubrió con su cuerpo a su nieta de dos años, dio la vida por ella. En su sacrificio está la materialidad del amor llevado al límite. Ana Daniela, estudiante de 19 años, desapareció de las listas hospitalarias hasta que una prueba de ADN confirmó su muerte en el Hospital Rubén Leñero. Su celular sobrevivió a las llamas y fue el hilo para avisar a su familia. Ana Laura, de 42 años, salió para un curso de enfermería y su rastro se perdió en la zona del accidente. Juan Carlos y su hijo Juan Ángel escaparon de la llamarada de 30 metros.

Tragedia y víspera de calendario patrio. El Grito es esperanza como antes fue dolor.

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