
Las epidemias y pandemias han marcado la historia de la humanidad, afectando la cultura, la política, la economía y la moral colectiva. Mientras las epidemias son brotes localizados de enfermedades, las pandemias tienen un alcance global y afectan a millones de personas. Estos eventos han transformado nuestra comprensión de la existencia humana.
Una de las primeras epidemias documentadas fue la de Atenas, en el año 430 a. C., durante la Guerra del Peloponeso. Una enfermedad desconocida acabó con un tercio de la población, incluidos líderes militares como Pericles. Este brote no solo diezmó a la población, sino que también simbolizó la crisis de fe y el colapso de las instituciones de la época. El filósofo Sócrates reflexionó entonces sobre la fragilidad humana, ofreciendo una visión que desafió las creencias establecidas.
En el siglo VI, el Imperio Bizantino enfrentó la Plaga de Justiniano, un brote de peste bubónica que mató a entre 25 y 50 millones de personas. La crisis de fe y el colapso del orden social marcaron profundamente la vida del imperio. Durante esta pandemia, la vida cotidiana se trastocó y la cultura bizantina se vio desbordada.
El cólera también ha sido protagonista en la historia. En el siglo XIX, un brote afectó gravemente a Venecia. La novela Muerte en Venecia de Thomas Mann toma como referencia esta enfermedad y la convierte en metáfora de la decadencia y el declive. Refleja no solo el impacto físico de la epidemia, sino también el caos social y el temor a lo inevitable. En la obra, el cólera simboliza el fin de una era tanto para la ciudad como para los individuos.
Las pandemias también han sido objeto de reflexión filosófica, como en La peste de Albert Camus. El autor, ganador del Premio Nobel, utiliza el brote de una enfermedad como metáfora de la fragilidad humana. Camus nos recuerda que las pandemias no solo afectan la salud, sino que también ponen al descubierto las debilidades de la sociedad y la inevitabilidad de la muerte.
La gripe española de 1918 afectó a casi 50 millones de personas, especialmente jóvenes y adultos saludables. Su rápida propagación entre las tropas de la Primera Guerra Mundial mostró cómo una enfermedad puede desbordar a las sociedades modernas. A pesar de los avances médicos, la respuesta gubernamental fue lenta, lo que agravó la crisis.
En tiempos recientes, el VIH/SIDA, que surgió en 1981, ha causado la muerte de más de 35 millones de personas. A pesar de los avances en el tratamiento, sigue siendo una pandemia global que impacta profundamente la salud pública, la sociedad y la economía, además de perpetuar el estigma hacia las personas afectadas.
La pandemia de COVID-19, que comenzó en 2019, reveló las debilidades de los sistemas de salud en todo el mundo. Esta experiencia subraya la importancia de la vigilancia constante y de la cooperación internacional en la lucha contra las pandemias. En 2025, por ejemplo, en México se han emitido avisos epidemiológicos nacionales relacionados con enfermedades como sarampión, tos ferina y miasis (una infección causada por la larva de la mosca Cochliomya hominivorax). A nivel mundial, la OMS ha emitido alertas sobre padecimientos como el chikungunya, la fiebre amarilla, la influenza aviar y el sarampión, entre otros. Esto demuestra lo interconectada que está la salud mundial y la necesidad de mantenerse alerta y preparados.
En este contexto, ayer participamos en el Foro Nacional de Vigilancia Epidemiológica e Información y Análisis en Salud, celebrado en Atlixco, Puebla y auspiciado por el IMSS. Este foro se centró en el fortalecimiento de las capacidades técnicas y operativas, mediante la actualización en herramientas de vigilancia epidemiológica, un área en la que el Instituto sigue siendo clave en la implementación de políticas de prevención y atención.
La vacunación continúa siendo una herramienta esencial para prevenir brotes de enfermedades y proteger a las poblaciones más vulnerables. Actualmente, el sarampión representa una amenaza en nuestro país, por lo que instamos a la población a acudir a su Centro de Salud más cercano para recibir la vacuna y garantizar así su protección y la de la comunidad.