Opinión

Corralito de emisarios del pasado

Ricardo Monreal y Adán Augusto (Daniel Augusto)

El expresidente López Obrador diseñó el juego de las corcholatas con la intención de fortalecer su posición de jefe máximo del Movimiento de Regeneración Nacional más allá de su sexenio. Le ha funcionado bien, hasta ahora.

Que, a pesar de haber sido rivales de Claudia Sheinbaum, de no verla como su jefa política, Adán Augusto López y Ricardo Monreal sigan dando lata es una anomalía mayor en el sistema político mexicano, que ha cambiado, pero no tanto como para borrar la máxima de que el poder no se comparte.

De hecho, el choque entre Palacio Nacional y Palenque ya se dio. Se está calibrando a la baja para no afectar al movimiento en general pero lo cierto es que no pueden convivir la visión de Claudia con la de AMLO. Tienen formaciones y visiones distintas. La diferencia entre ellos quedó demostrada por la manera en que enfrentaron la pandemia del COVID. López Obrador se quedó pasmado en el medioevo, fue irresponsable, torpe y su actitud costó vidas. Ella, en cambio, fue moderna, eficaz, aliada de la ciencia y montó un operativo de vacunación general nunca antes visto en la CDMX. O sea, son del mismo grupo político pero sus estilos de gobernar no solo son diferentes, sino que chocan.

Genera desaliento que a un año de su toma de posesión el tema político central sea qué tanta influencia sigue teniendo el expresidente, eso es una falta de respeto, algo francamente indigno. Hay versiones de que este fin de año habrá un reacomodo profundo en el gabinete y en el Congreso y que los peones de AMLO se alejarán del equipo de Claudia. Ignoro si se trata de una versión con fundamento o solo es un buen deseo, pero si no se concretan los cambios el margen de operación de Claudia seguirá siendo minúsculo y no tendrá espacio para manejar ni la elección del 2027 ni su propia sucesión en el 2030. Es un asunto serio, no un chisme político.

Los morenistas decentes, que son la mayoría, deberían indignarse de que Adán Augusto sea el jefe del Senado, si no lo hacen y aceptan que sea la cara de su movimiento político en realidad resultaron peores que los priistas, que ya es mucho decir.

En el evento del zócalo del domingo pasado Adán, Monreal y Andy estuvieron quitados de la pena en un corralito con vista al mar, fue un suave ajuste de cuentas por distracciones pasadas. Ignoro si son o no culpables de delitos graves relacionados con el huachicol fiscal y o La Barredora, eso saldrá tarde o temprano, pero lo cierto es que su presencia incomoda a la presidenta. Son emisarios del pasado. Tienen que dar un paso al lado y desaparecer del escenario. Dudo mucho que necesiten de sus sueldos para subsistir, ya se vio que se dan vuelo con sus millones, entonces por qué siguen enchinchando. La respuesta es que siguen órdenes de su verdadero jefe político, que no es otro sino AMLO. El actual orden político cambiará, acaso este mismo año, lo puede promover Claudia o será consecuencia de un golpe en el escritorio de Donald Trump en la Casa Blanca. Lo que ocurra primero.

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