Opinión

Legitimidad y ejercicio del poder

Con letras doradas fue personalizada la Banda Presidencial que la Presidenta Sheinbaum usará esta noche
Nombre de la Presidenta Sheinbaum Con letras doradas fue personalizada la Banda Presidencial que la Presidenta Sheinbaum usará esta noche

Intentar efectuar el balance integral de la gestión gubernamental tiene un buen grado de dificultad. La legitimidad gubernamental ha estado fuera del foco central de los comentaristas y es un aspecto central, para comprender cualquier proceso político.

La legitimidad en la acción de gobernar es un fenómeno dual. El primer aspecto tiene que ver con la legalidad, no sólo del acceso al poder, sino de el respeto a la legalidad en los actos de poder cotidianamente. El segundo aspecto es la dimensión de aceptación social de la población del actuar de quien detenta el poder.

La encuesta de la empresa De las Heras Nemotecnia le otorga una elevada aceptación ciudadana a la gestión gubernamental de Claudia Sheinbaum. El 74%, la aprueba; el 15% la desaprueba y el 8 tiene una postura neutral. En otra encuesta (Enkol) tiene el respaldo del 78%; la desaprobación del 18 y el 3 no sabe o no respondió. Esta última encuesta informa que el 73% de los simpatizantes del PAN aprueban la gestión presidencial; el 72 del PRI y 70 de Movimiento Ciudadano.

La primera encuesta concluye que el 63% percibe al gobierno como honesto; el 67 considera que la situación económica ha mejorado desde el inicio de la Administración y, el 69 por ciento evalúa positivamente el combate a la corrupción y el 62 considera que hay avances en materia de seguridad.

Las perspectivas sobre el quehacer gubernamental sobre diferentes temas de Gobierno muestran una elevada confianza: el 84% considera que su trabajo en programas sociales será bueno o muy bueno; el 79 opina lo mismo sobre derechos de las mujeres; 70 sobre educación; 66 sobre obras e infraestructura; y 65 por ciento sobre el cuidado del medio ambiente.

“En temas como vivienda, economía, abasto de agua y salud, las expectativas positivas oscilan entre 56 y 62 por ciento.” El rubro con menor expectativa es la seguridad, pues el 44 por ciento considera que el trabajo será bueno o muy bueno. Por otra parte, en la opinión sobre la figura de la presidenta el 71% tiene una percepción buena, el 17 la considera mala o muy mala y el 12 no sabe o no respondió.

En la segunda encuesta, el 66% considera que el país “está mejorando”, aunque el optimismo decreció cinco puntos desde enero, tras el regreso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos.

Del 78% que aprueba a la presidenta la mayoría aprueba la continuidad de las políticas sociales (41%) y lo consideran su principal logro y, el 63% considera que ha principiado a cumplir sus promesas de campaña.

Con relación a los problemas más relevantes del país, el 52 por ciento identifica la inseguridad y el narcotráfico como el problema más grave; le sigue la economía con 20 (crecimiento económico, desempleo, bajos salarios, pobreza) y la corrupción con el 14.

La imagen de Sheinbaum es positiva para 63 por ciento de los encuestados, quienes consideran que ya ha comenzado a cumplir las promesas que hizo al inicio de su mandato. En contraste, un consistente 28% asegura que no ha cumplido ninguna y el nueve por ciento no respondió.

Para la valorar la legitimidad del régimen no es suficiente centrarnos en la figura presidencial. Por el momento sólo contamos con información de Morena y faltaría tomar en consideración la evaluación ciudadana sobre el desempeño de los gobernadores para tener una visión más amplia.

Entre los encuestados los atributos más valorados del partido al que pertenece la presidenta están su cercanía a la gente 67%, defiende los derechos humanos y de grupos vulnerables 58, tiene más capacidad de gobernar y dar resultados 57. Tiene propuestas concretas para los principales problemas del país 55, es más honesto y combate la corrupción 53, es más innovador y propositivo 52.

Hasta aquí las fortalezas que se pueden desprender de las encuestas comentadas. Al menos en dos de ellas (de Enkoll) se pueden ubicar debilidades, que merman la legitimidad presente y pueden llegar a configurarse como riesgos en el futuro inmediato y para las elecciones intermedias de 2027 y las de 2030, incluyendo la presidencial.

La encuesta, levantada por la empresa Enkoll (para el periódico el País), entre el 24 y el 26 de septiembre entre 1.019 personas, indica que el 28% de los ciudadanos critica que Sheinbaum no tenga poder para tomar decisiones dentro de su partido y sobre sus principales dirigentes.

Por otra parte, entre mayo y septiembre, el porcentaje de mexicanos que se identifica con Morena ha caído seis puntos, al pasar de 51% a 45%. El periodo de la caída coincide con el “verano negro de Morena” cuando varias de sus principales figuras, de las diferentes corrientes, fueron cuestionadas por correligionarios y adversarios por lujos reales y ficticios.

En este aquelarre se vieron involucrados Andrés López Beltrán y Gerardo Fernández Noroña, Geraldine Ponce presidenta municipal de Tepic; pasando por la diputada dato protegido (Diana Barreras) y su cónyuge Sergio Gutiérrez Luna. En el otro extremo se encontraron Ricardo Monreal, Mario Delgado y Adán Augusto López. A quienes se les acusó de vacacionistas derrochadores y/o de tener fortunas inexplicables dado sus ingresos como servidores públicos.

Según la encuesta, el 21% de los ciudadanos considera que Morena se parece al resto de los partidos en que no es más honesto ni ataca la corrupción, uno de los indicadores en los que sale peor evaluado este partido.

A pesar de haber disminuido la identidad partidaria de los ciudadanos con Morena, si es comparada con la de los otros partidos, es el partido mejor posicionado. La identidad ciudadana con el PAN es de 14%, la de Movimiento Ciudadano 7, la del PRI 6, la del PVEM 4 y la del PT 1. Además, los apartidistas llegan al 20%.

Un dato relevante es que la presidenta Claudia Sheinbaum tuvo el 78% de aprobación en su primer año de gobierno y la de Andrés Manuel López Obrador fue del 72%. Seis puntos de diferencia con el líder histórico del movimiento no es menor desde la perspectiva de la consolidación en la construcción de una legitimidad propia.

Aunque, también es necesario desagregar el dato del 78% de aprobación, porque se expresa en quienes aprueban mucho 45%, los que aprueban algo 33% y los que desaprueban algo son el 9%. En principio puede deducirse que el voto duro es alrededor del 35%, del 100% del electorado. Aquí la duda que surge de manera natural es, que, si quienes aprueban algo a la presidenta, alrededor del 26% del total del electorado, estarán dispuestos a votar a favor de Morena, en las elecciones intermedias de 2027.

Por otra parte, si sumamos los que aprueban poco con los que desaprueban poco, nos da alrededor del 33% del 100% del total de los electores. Este es un sector con opiniones diferentes, pero que comparten dudas sobre la gestión gubernamental.

Desde la perspectiva electoral este sector heterogéneo del electorado es al que los partidos deben acercarse a conocer sus demandas y convencerlos de sufragar por ellos. Sería un error del partido en el poder pensar que la aprobación de la gestión de la presidenta se transforma automáticamente en votos para él.

El descredito de Morena es políticamente positivo para la presidenta. “No hay mal que por bien no venga”. Varios de sus opositores internos han caído en el descrédito por sus propios errores y frivolidades. Sólo es cuestión de tiempo para que pasen a ocupar una butaca como espectadores de la política, en un descuido, algunos lo harán desde la cárcel.

Paradójicamente para fortalecer la legitimidad partidaria, que es relevante en la perspectiva de las elecciones de 2027, Morena debe deshacerse de los lastres. Debe depurarse.

*Profesor UAM-I,

@jsc_santiago

www.javiersantiagocastillo.com

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