Opinión

Ciudad en marcha

Gobernar la Ciudad de México nunca ha sido sencillo. La capital exige temple, sensibilidad y constancia para atender lo urgente sin perder de vista lo importante. En su Primer Informe de Gobierno, Clara Brugada Molina, dejó claro que pese a un año marcado por lluvias atípicas, protestas por la gentrificación y una agenda pública intensa, la capital no se detiene: se reorganiza, se adapta y sigue avanzando.

Antes de ingresar al recinto de Donceles, la Jefa de Gobierno recibió el Bastón de Mando de manos de la Abuelita Amalia y la antropóloga Teresa Herrera, mujeres sabias originarias de Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco. El gesto, cargado de simbolismo y respeto, recordó que la autoridad también se sostiene en la legitimidad cultural y en la conexión con los pueblos originarios. Un acto que habló más de raíces que de política, y que reflejó a una mandataria que entiende la importancia de gobernar con memoria y con comunidad.

En su mensaje ante el Congreso de la Ciudad de México, Brugada presentó cifras que respaldan su discurso de continuidad y consolidación: un incremento del 26% en los ingresos locales, un desendeudamiento del 1.8% y una inversión pública de 44 mil millones de pesos, lo que permitió sostener proyectos clave en infraestructura, seguridad y bienestar. En materia económica, destacó un crecimiento del PIB del 3% y una inversión extranjera récord de 19 mil millones de dólares; mientras que en seguridad, los delitos de alto impacto bajaron 60% y los feminicidios 48%, según cifras oficiales.

En su informe también subrayó avances sociales: dos millones de beneficiarios de programas como Mi Beca para Empezar, Mercomuna y Vida Plena, así como la creación del Sistema Público de Cuidados, una apuesta por reconocer el valor del trabajo doméstico no remunerado. A esto se suma el primer programa de vivienda pública en renta del país y la futura Ley de Rentas Justas, una respuesta directa al fenómeno de la gentrificación y a los abusos inmobiliarios que encarecen la vida urbana.

En un tono de conciliación política, la mandataria local propuso establecer un diálogo republicano entre poderes para construir una agenda común por la ciudad. Y aunque reconoció las críticas, insistió en que su gobierno escucha, corrige y avanza.

El balance de este primer año no es menor: menos deuda, más inversión, más seguridad y más inclusión. Pero la capital es una ciudad de contrastes: tan desafiante como esperanzadora. Los siguientes cinco años serán decisivos para traducir el discurso de la “Ciudad de la Transformación” en una realidad cotidiana para todos sus habitantes.

Gobernar la capital de un país es, siempre, un ejercicio de resistencia. Y si algo demostró este primer año, es que Clara Brugada no evade los retos: los enfrenta con la convicción de quien cree que la justicia social también se construye desde lo local.

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