
Como si no fuera suficiente sufrir la incapacidad previsora del sistema de Protección Civil en cuanto a la magnitud de los desastres producidos por los diluvios recientes y la ineptitud en toda la República, ahora viene –como cada año— la pía convocatoria a la dádiva, con pretexto de la exaltada virtud nacional de fraternidad, auxilio y la proverbial solidaridad del pueblo mexicano.
Sin embargo, las recientes declaraciones de nuestra señora presidenta (con “A”), muestran lo innecesario de tan edificante conducta.
Ni se le ocurra a usted donar una lata de atún; mucho menos dinero a las cuentas cuya numeración aparece como brotan los hongos silvestres cada inundación, sismo o avalancha. Nada, ni un centavo.
Primero por lo incierto de su destino final. No será la primera vez. Embodegada la ayuda para los damnificados, aparece después con arte de misterio en la campaña electoral siguiente de un aspirante a presidente municipal o diputado, obviamente, de Morena. Se lo clavan, pues.
Y segundo, porque no se necesita. Revisemos la alegría fiscal solamente con esta información del pasado día 9. Fresquecita:
“La presidenta Claudia Sheinbaum destacó este jueves 9 de octubre que la recaudación fiscal de 2025 alcanzó niveles históricos, con más de 500 mil millones de pesos adicionales en ingresos sin necesidad de aumentar impuestos o derechos (eso está por demostrarse).
“Durante su conferencia matutina, Sheinbaum celebró el desempeño fiscal y atribuyó los resultados al cumplimiento de los contribuyentes y a una mayor eficiencia en la administración tributaria.
“Son 500 mil millones adicionales de ingresos este año, de los cuales cerca de 200 mil vienen de aduanas sin haber aumentado impuestos. Esto muestra la confianza y el cumplimiento del 99.9% de las y los mexicanos”, afirmó.”
En esas condiciones y de la manera más respetuosa, yo le pregunto a quien corresponda, ¿entonces para qué queremos la ayuda solidaria si el fisco está ahíto?
Con esa cosecha del SAT (con todo y los bloqueos de ayer de sus empleados) hay dinero suficiente para atender la emergencia. Podríamos hasta construir (un poco tarde) un arca como la de Noe. Nomás no se la vayan a encargar a Rocío Nahle porque la hunde o se la queda.
La otra razón para estar tranquilos fue expuesta el lunes mismo tras la gritería en Poza Rica.
(El financiero). - La mandataria, en la conferencia matutina de Palacio Nacional, aclaró, que el Fondo para el Desarrollo Nacional (Fonden) no existe como fideicomiso, sin embargo, hay una partida presupuestal para enfrentar emergencias, la cual, este año, asciende a un presupuesto de 19 mil millones de pesos, de los cuales se han destinado tres mil millones de pesos a Guerrero y Oaxaca afectados por el huracán ‘Erick’.
“Hay suficientes recursos, en eso no se va a escatimar”, afirmó.
“... Sheinbaum dio a conocer que, antes de partir hacia Querétaro, sostendría una reunión con el secretario de Hacienda y Crédito Público, Édgar Amador, “para ver los temas de los recursos” ante la emergencia”.
Y si “de acuerdo con el secretario de Hacienda, Edgar Amador Zamora, entre enero y septiembre de 2025 ingresaron 4.6 billones de pesos a las arcas federales, equivalentes al 77.8% del cumplimiento de la Ley de Ingresos” gracias a los “mejores controles y esfuerzos recaudatorios, no con aumentos en tarifas o cuotas...” pues ya podrían ir dándole gusto a la cartera y soltando lo necesario para esta y otras muchas tragedias más sin recurrir a la colecta interminable como sin todo el sector público fuera el Teletón.
Sólo así entenderíamos como halagüeñas las palabras del subsecretario de Ingresos, Carlos Gabriel Lerma Cotera, quien nos adelantó el panorama recaudatorio para el cercano porvenir: “8.7 billones de pesos, lo que representa un incremento de 519 mil millones respecto a 2025”.
Ante dicha opulencia el gobierno no necesita la caridad social. Excepto, como sucede, si su gula financiera es pecaminosa, capital e incurable.