
¿Por qué pasa lo que pasa? Las noticias son la información sobre hechos de relevancia divulgados por los medios de comunicación, que pretende ser objetiva y veraz y responder a las preguntas de ¿qué?, ¿quién?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo? y ¿por qué? Sin embargo, la noticia es efímera y pone en un segundo plano los problemas crónicos hasta que hay una crisis y estos saltan a las primeras páginas de los periódicos, a las portadas de las revistas, a las entradas de los programas informativos de la televisión y la radio o a los “trending topics” de las redes sociales virtuales.
La noticia pretende en un breve espacio ofrecer una narrativa convincente, que explique las causas de un hecho y sus efectos y, en su caso, provoque un posicionamiento en el receptor, quien puede ser un formador de opinión pública o una persona con deseo de conocer su entorno. La información se clasifica por secciones y espacios geográficos conforme a los intereses siempre plurales de la población.
La diversidad de visiones e intereses ocasiona que el contenido de las noticias y el sesgo de relevancia varíe significativamente. La selección de los hechos que serán divulgados es una tarea que realiza el periodista y el medio que utiliza para la difusión y una característica de nuestra contemporaneidad es la saturación noticiosa y la “adecuación” narrativa a los perfiles del posible receptor. Esto crea un ambiente propicio para la proliferación de las “fake news” en lo que se ha llamado la era de la posverdad.
Algunos actores políticos, financieros, económicos, sociales, culturales, deportivos y de espectáculos son “famosos”, es decir, en principio son relevantes y su dicho, su acción, su omisión, su silencio o su tolerancia son potencialmente noticiosos y, por lo tanto, tienen explícita o implícitamente una estrategia de comunicación social. Muchas ocasiones colocan “noticias” para atraer la atención sobre un tema o para evitar que se ponga foco en otro.
En la vida política reciente en México, las mañaneras han sido la principal fuente de noticias y los periodistas, quienes participan activamente en este ejercicio de comunicación social, tratan de generar nota con sus preguntas o extraen notas de lo informado por el gobierno. Una de las habilidades del expresidente López Obrador era controlar la agenda pública desde su púlpito de Palacio Nacional.
Esta semana fue pletórica de noticias de toda índole en muchas secciones de los diarios. En lo político, la detención de un personaje fuera del radar de la opinión pública, Simón Levy, cuyo caso judicial atrajo la atención de la presidencia, los principales medios de comunicación y las redes sociales. ¿Por qué? Ese es un buen cuestionamiento para los analistas. La aclaración de la veracidad de los hechos ocupó muchos espacios y fue un tema que generó expectación en la mañanera.
Además, los bloques carreteros en el Bajío; el reclamo de subir los precios de garantía del maíz; la falta de crecimiento del PIB, los recortes presupuestales; la aprobación de la deuda pública y las reducciones al presupuesto del Poder Judicial Federal; el llanto de Noroña en Palestina; la comparecencia de García Harfuch a la Cámara de Diputados y sus batichicas; el partido de la serie mundial de beisbol de 18 entradas, el más largo de la historia; la visita de Trump a China y Corea; la reducción de las penas a los servidores públicos relacionados con delito de extorsión y la destrucción ocasionada por el huracán en el Caribe, desplazaron de la escena noticiosa a la devastación de las lluvias en Veracruz, Hidalgo y Puebla. La atracción por los hechos relevantes es efímera y ocasiona reacciones pasajeras.
La acumulación de noticias y de las narrativas que las acompañan es lo que genera las tendencias en la opinión pública y es grave que un agente relevante sea etiquetado como mentiroso o poco confiable en la información que genera y divulga. En política, esta desconfianza en la veracidad de la noticia se conoce como oficialismo y lo padeció en sus últimos años de hegemonía el PRI y fue la principal causa de su declive y derrota electorales entre el 1988 y el 2000.
Las noticias si bien son efímeras, también son síntomas de conflictos no resueltos o problemas acumulados, como lo muestra la movilización de los productores de maíz, la inactividad de las autoridades ante el “secuestro” de las vías de comunicación y la nula atención a los atrapados en las carreteras. Noticias, noticias y más noticias son un claro mensaje de que la intranquilidad social crece en el mundo y en el país, que no hay consensos básicos para impulsar un desarrollo sostenible e incluyente global, regional y nacional y que la polarización y la estridencias son la forma de llamar la atención ante la invisibilidad de los problemas de los demás.
Profesor de la Universidad de las Américas Puebla
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