Opinión

Notas relevantes de los últimos días

Miles de personas participaron en la denominada marcha de la “Generación Z”
Marcha Miles de personas participaron en la denominada marcha de la “Generación Z” (Elizabeth Ruiz)

Los últimos días, quizá sin notarse demasiado, han estado llenos de signos y momentos que dejan ver la fragilidad en la que se encuentran la presidenta, el gobierno y Morena. De todos ellos, seis me parece que sirven como botón de muestra del momento político que vive nuestro país.

Primero. La popularidad de la presidenta muestra un descenso muy relevante en diversas encuestas, particularmente en aquella que desde el gobierno de López Obrador se ha utilizado como mecanismo de comunicación y propaganda. Habiendo alcanzado 69 por ciento de popularidad en la encuesta de Morning Consult para ocupar el segundo lugar entre los líderes mundiales, hoy esa misma medición la ubica en noveno sitio con 41 por ciento de aprobación, detrás, incluso, de Javier Milei y Donald Trump, quienes ocupan los lugares quinto y octavo, respectivamente.

Segundo. La manifestación del sábado 15 de noviembre convocada como protesta contra el actual gobierno y la situación de inseguridad que vive México enseño mucho más “músculo” de lo que muchos pensaban cuando apenas se ha cumplido el primer año de esta administración. Provocada por el asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, un hecho trágico sucedido en un municipio mediano del país se convirtió en detonante para que miles salieran a las calles a manifestar su repudio a la situación que actualmente se vive en México y a endilgar las causas de ello a la presidenta, su gobierno y su partido.

Tercero. La llamada Generación Z comienza a surgir como un actor político que sin duda jugará un papel clave en las elecciones de 2027 y 2030, mostrando que, con causas diversas, la juventud comienza a integrarse en torno a una agenda que no está bajo el control del gobierno. A diferencia de otros momentos, los jóvenes comienzan a transitar del activismo digital a la movilización territorial – tan pronto como mañana plantean hacerlo de nuevo –, mostrándose no solo politizados, sino dispuestos a tomar acción de un presente que no les gusta para construir un futuro muy distinto al que les han venido ofreciendo, hecho que, no tengo duda, será factor en las próximas elecciones.

Cuarto. El gobierno y su partido han dado muestras de lentitud en los reflejos políticos, al pretender centrar la inconformidad y la protesta lo mismo en una conjura internacional, que en una acción perversa y vengativa planeada desde el Ajusco o en la manipulación de los jóvenes orquestada por la oposición priista o panista. Si detrás de las declaraciones descalificatorias no existe una reflexión autocrítica sobre las causas que llevaron a decenas de miles a las plazas públicas, continuará la negación de la realidad y el desgaste paulatino de los actores en el poder.

Quinto. La unidad en Morena parece cada vez más artificial, lo que pone en el centro del debate si el partido en el poder será capaz de mantener la mayoría en la Cámara de Diputados y si la presidenta logrará sortear la trampa de la revocación de mandato. La descoordinación para presentar y procesar un asunto tan delicado como la modificación constitucional para la revocación de mandato y la falta de un cierre de filas visible, articulado homogéneo tras la marcha del sábado, hacen pensar que quizá las fisuras en la Transformación son más reales de lo que se ha querido admitir.

Sexto. La oposición tiene, como no había tenido desde la llegada de Morena al poder, una posibilidad real de articularse como opción real rumbo a los próximos dos procesos electorales en 2027 y 2030. No serán partidos tradicionales como PRI, PAN, o MC; tampoco empresarios que ya asoman las orejas; ni siquiera los jóvenes movilizados que comienzan a recorrer las calles y llenas las plazas, o una sociedad cansada, defraudada y frustrada por las mentiras de siempre: serán todos ellos y muchos más quienes no necesitan mucho más que seguir hablando de la inseguridad, el contubernio de la autoridad con la delincuencia y la falta de pluralismo y ánimo democrático.

Al gobierno y al partido en el poder les urge despojarse de la soberbia y la petulancia que les impide ver más allá de su indiscutible mayoría legislativa y amplia presencia territorial. Bien harían en parar un momento a reflexionar y corregir el rumbo antes de que la noche se les venga encima. Toda avalancha comienza por un desprendimiento pequeño y termina por arrollar todo a su paso.

Profesor y titular de la DGACO, UNAM

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com

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